domingo, 17 de octubre de 2010

Días...


Hay días en que las cosas se hacen cuesta arriba. Hoy fue uno de ellos.

Algunos podrán decir que estos días son simplemente eso, días creados por simples y pasajeros intereses, pero en definitiva estos son días de presencias ausentes, son días en que la película vuelve a correr una vez mas pero falta la actriz principal, son días en los que uno se siente desierto de abrazos y besos, días en los que sus caricias se sienten tan distantes que cuesta traer a la memoria ese recuerdo, quizás sea voluntario no hacerlo para no lastimarnos mas de lo necesario o de lo permitido, estos son días en los que el ramo de flores es un silencioso compañero que queda a su lado como un breve guardián que le ha de señalar que no ha sido olvidada, que su recuerdo sigue mas vivo que nunca. Estos son días difíciles, son días que uno quisiera terminar antes de haberlos comenzado. Son días en los que uno desearía volver a abrazarla y poder compartir la mesa con ella una vez mas. Son días en los que la fe flaquea y también se afirma, son días en los que la esperanza en la existencia de Dios permite que el dolor se retire dejando lugar a la paz de saber que de algún modo, ella sabe. Días en los que uno mira al cielo y desea que las cosas vuelvan a ser como ya no son ni serán, días en los que el recuerdo de aquellos otros días, en los que uno sabía que aquel largo camino llamado vida era un pizarrón por escribirse, anestesia la certeza del dolor del ya no verte, días en los que las sonrisas era eternas y las lágrimas sólo eran provocadas por desbordes de felicidad infinita. Hoy fue uno de esos días en los que la soledad se hizo sentir, esa soledad sólo comparada al frío del invierno cuando las presencias mutan en ausencias de una ciudad desierta.

Hay días en que las cosas se hacen cuesta arriba. Hoy fue uno de ellos.

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