sábado, 4 de diciembre de 2010

YES - In The Present World Tour - Teatro Gran Rex (3 de diciembre de 2010)



En el momento en que se decide presenciar un recital de “Yes” ya se sabe de antemano que durante dos horas uno realizará un viaje cósmico, místico y hasta casi diría épico. No sé cual sea el motivo, pero cada vez que escucho un tema de esta gran banda inglesa no puedo evitar que mi mente viaje hacia una época de elfos, hadas, reinos medievales, magos, caballeros del Rey Arturo, princesas, en fin, toda esa liturgia que nos fue legada de la lectura de grandes clásicos y que en los últimos años el cine, a partir de la obra de J.R.Tolkien, nos trajo al presente una vez mas. Independientemente de esta sensación, cerrar el año viendo tocar a tres EMINENCIAS del Rock Sinfónico (se le suele llamar “Progresivo” también, en lo personal me gusta el primer término, atento que es imposible desligar este tipo de música de la clásica, la asociación es inmediata), como son Steve Howe, uno de los mas brillantes guitarristas de los últimos cuarenta años, ser testigo de su ductilidad ejecutando distintos tipos de guitarras, contemplar la fusión espiritual que genera sobre su instrumento jugando con notas y acordes con tanta versatilidad que uno no puede menos que quedar boquiabierto al verlo en esa gran exhibición de maestría, Chris Squire: copien lo dicho sobre Steve Howe y reemplacen guitarra por bajo. No tengo ninguna duda que si tuviera que pensar una lista de los mejores bajistas de la historia del rock, éste sería sin dudas uno de ellos, en una galería donde se disputarían espacios John Entwistle (The Who) y Roger Waters (Pink Floyd) junto al susodicho. A esto último debería agregarse la particular empatía que tuvo con el público anoche, llevándose las mayores muestras de afecto del mismo. Alan White es un baterista de lujo, por cierto, los fanáticos de YES no pueden evitar pensar una y otra vez que ese lugar era el de Bill Bruford, pero nadie puede negar que Alan White es un gran percusionista y el espectacular solo de batería que le ví hacer anoche (ya no son muchos los bateristas que le dan a sus tambores y platillos durante varios minutos generando la ovación del público, al menos no recuerdo muchos que lo hayan hecho en los últimos años), hizo estallar en una ovación cerrada a todo el teatro, en especial considerando que ya el “muchacho” no es un pibe. Lo de Benoit David ocupando el lugar del gran Jon Anderson es admirable (su registro de voz impecable es casi el mismo), pero es justo decir que el papel le queda grande, quizás el tiempo nos permita verlo crecer en ese lugar considerando que no ha de ser tarea fácil compartir un escenario con tamaños monstruos del rock. Oliver Wakeman (hijo del gran Rick Wakeman), es algo así como su propio padre en los comienzos de YES, pero uno no puede evitar mirar hacia la derecha del escenario buscando al rubio pelilargo con sus enormes capas, perdido entre dos mil teclados y sintetizadores sobre los que parecía hacer magia obteniendo sonidos maravillosos que lo convertían en una especie de Johan Sebastian Bach moderno. De todos modos, bienvenido sea Oliver y ojalá el alumno supere al maestro.




Así, con esta formación, fueron sonando los clásicos de la banda y con ellos venían a mi mente las tapas de sus discos con esos dibujos inolvidables de Roger Dean. De esta manera, se sucedían en mí las imágenes de “Fragile”, “Close To The Edge”, “Relayer”, “Tales From Topographic Ocean”, “Going For The One”, entre otras, y mientras mi mente flotaba entre dibujos psicodélicos, mis oídos recibían el sonido de las hermosas melodías que iniciaban este alucinante desfile progresivo con “Siberian Khatru”, “Seen All God People” (un tema que emociona y levanta de su asiento al mas circunspecto), “Tempus Fugit”, “Perpetual Change”, “And You And I” (uno de los temas mas hermosos de la banda), “Heart Of The Sunrise” (la fuerza de este tema es conmovedora y el duelo entre la guitarra de Howe y el bajo del gigante Squire, inolvidable), “Yours Is No Disgrace” (el verdadero sonido original de la banda en aquel viejo disco “The Yes Album”), “Roundabout”(un tema espectacular, en lo personal creo que es una de esas piezas donde el grupo logra demostrar la interacción entre todos los instrumentos, y las claras influencias de la música clásica que se hacen bien notorias en el sonido de los teclados de Oliver Wakeman),”Starship Trooper”(uno de esos temas que no puede faltar en un recital de Yes y donde Benoit sale indemne de una parada difícil, como es cubrir la voz del ausente Jon Anderson), “Owner Of A Lonely Heart” (quizás uno de los temas mas comerciales de la banda y el menos ovacionado de la noche, claro…este público convengamos es muy especial y exigente a este respecto).



Un par de detalles para señalar: desde el primer tema el público se puso de pie para ovacionar a YES no dejando de hacerlo hasta el final mismo del recital. Debo reconocer que para mí, el de anoche, fue uno de esos recitales en los que uno tiene la sensación de pertenecer a una cofradía que se ha reunido en una ceremonia pagana de idolatría progresiva, donde faltaría que apareciera sobre el escenario el Mago Merlín para completar lo que en realidad es una verdadera clase de virtuosismo musical.



Algo digno de destacarse, y por cierto muy curioso para una banda que nos tiene acostumbrados a dibujos e imágenes tan deslumbrantes, fue la total ausencia de ellas sobre el escenario, convirtiendo entonces al de anoche en un recital estrictamente musical donde nada podía desviar la atención del público mas allá de la perfomance que sobre los instrumentos hacía cada uno de los músicos.



El final fue, como era de esperarse, con una ovación impresionante brotando de un público de pie en un Gran Rex colmado, donde la devoción oscilaba entre el fan que les mostraba a Chris Squire y a Steve Howe las tapas de sendos álbumes de Yes, que creo eran “Close To The Edge” y “Fragile”, hasta un hombre no vidente, de no menos de cincuenta y tantos años, que con su bastón blanco en alto celebraba junto a todo el teatro la clase magistral de música que estos genios nos habían regalado…momentos inolvidables del rock, sin dudas. Quien a esta altura puede negar una verdad tan evidente!!!



En fin, termina el año, imagino que este ha sido el último gran recital de un 2010 que comenzara allá por febrero con la visita de los irlandeses de The Cramberries y que siguiera con las presentaciones de Coldplay, The End, The Beats, Paul McCartney y ahora Yes. Quedaron muchos sin ver, en el camino quedé en deuda con Diane Krall, Norah Jones, Rammstein, entre otros. El 2011 parece avizorar la llegada de grandes grupos como U2 y vaya uno a saber si en una de esas no nos desayunamos con la visita de alguno de esos gigantes que nunca pisaron estas tierras. Al menos ya en abril tenemos por Buenos Aires la visita del dúo sueco Roxette que independientemente de los gustos a favor y en contra, no puede negarse que han dejado su huella, y donde Marie Friedriksson merece un capítulo aparte en este gran libro de la historia del rock & pop a partir de su lucha contra una terrible enfermedad y su triunfo que ahora la ha llevado a los escenarios mundiales una vez mas. Enhorabuena!!!



Gente, nos estamos viendo y desde acá les deseo a todos una MUY FELIZ NAVIDAD y UN MUY FELIZ 2011 a todos, y por supuesto, que la música siga sonando y que las grandes bandas nos sigan visitando!!!

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