Un lugar donde encuentra refugio la música, donde la expresión escrita revive el sentimiento visual, donde el arte despierta lo mejor de cada uno, donde la solidaridad es una melodía que al sonar dibuja las mejores sonrisas en el alma de quien mas las necesita. "...and in the end, the love you take is equal to the love you make..."
martes, 8 de noviembre de 2011
With a little Help from my Friends!!!
Miro la hoja en blanco y pienso que debo tratar de reflejar con la mayor objetividad posible el recital que acabo de presenciar...y sé que no puedo.
Miro la hoja en blanco pensando en cómo puedo hacer para destacar lo bueno, de todo lo que he visto y escuchado, y del mismo modo señalar lo malo, aquello que debiera ser olvidado…y sé que no puedo.
Siento que una vez mas, al igual que me ocurrió hace casi exactamente un año atrás, regreso de una gira mágica y misteriosa, de mi propia gira mágica y misteriosa.
Siento que he vuelto a subir a la máquina del tiempo y he regresado a aquellos días en los que un disco de ellos, mi primer disco, me señalara el camino.
Siento que otra vez las ausencias se convierten en presencias y los recuerdos borrosos vuelven a tener vida una vez mas.
Estoy en el Luna Park, esta vez por Ringo Starr, estoy por el baterista que alguna vez el recordado John Lennon conociera en Hamburgo allá a principios de los sesenta y decidiera que ese, justamente ese, iba a ser el cuarto integrante de Los Beatles.
Del mismo modo en que lo describiera con respecto al recital de Paul McCartney, vuelvo a ver padres junto a sus hijos, vuelvo a ver señoras que con toda seguridad hace muchos años atrás eran niñas que gritaban desesperadas ante la sola imagen de los Fab Four, soñando con que alguna vez el destino les permitiera ser testigos de algún recital de los cuatro pelilargos.
Veo, me veo, junto a señores que peinan canas, vistiendo orgullosos sus remeras con leyendas que dicen “The Beatles”, “Ringo Starr”, “Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, y quien sabe cuantas referencias beatlemaníacas mas, que nos remontan a aquellos maravillosos años sesenta.
Pienso que en pocos minutos mas volveré a estar en presencia de uno de Los Beatles, y ese sentimiento puedo asegurarles que no es poca cosa…
El público se inquieta y comienzan los cantos, y ese típico canto nuestro nacido en el futbol, será la mejor manera de expresarle todo nuestro agradecimiento al portador del anillo de Kaili:
Ole…Ole…Ole…Oleeeeeee…Ringooooo….Ringoooooo….!!!
Este canto, este estribillo se convierte en una constante de toda la noche, al punto que el mismísimo Ringo por respeto a sus propia banda pide en mas de una oportunidad que le brindemos nuestro reconocimiento a los otros músicos, sus músicos. Tal vez lo que Ringo no pueda comprender es que los argentinos esperamos mas de cuarenta años por la noche de hoy, y hoy nuestro Luna Park es el Shea Stadium, no tengo dudas.
La aparición de la banda en escena es recibida con una ovación que se multiplica cuando el último en aparecer es Ringo Starr…tiembla el estadio, ovación gigante para el simpático baterista del cuarteto de Liverpool.
Comienza la sucesión de temas, cada uno de los integrantes de la All Star Band presenta temas propios, y curiosamente uno va identificando las melodías en aquellas que mas de una vez escuchamos en tardes de FM y cuyos autores nos parecían absolutos desconocidos. Sin embargo, Ringo se encarga de hacernos cantar y bailar a todos, incluso a los mas veteranos, claro está, cuando suenan los temas del cuarteto de Liverpool, el estadio estalla en ovación, qué decir de “Photograph”, o de “Yellow Submarine”, o de “Act Naturally”, o de “I Wanna Be Your Man”, “With a little Help from my Friends”…todos cantamos, saltamos, deliramos, no importa el calor que hace en el estadio, nace el pogo per se, pogo de mayores y de menores, y estamos todos felices, estamos todos en una película de Richard Lester junto a ellos, junto a Paul, John, George y Ringo. Entre tema y tema, surge el recuerdo de George Harrison y todo el estadio aclama su nombre: George…George…George…!!!, grito al que responde Ringo de pie detrás de su eterna Ludwig golpeando los palillos en señal de aprobación y reconocimiento hacia su gran amigo.
Capítulo aparte para “Yellow Submarine”, “I Wanna Be Your Man” y “With a Little Help from my Friends”, donde el mismísimo Ringo en un clarísimo inglés nos dice que no es posible desconocer estas letras, que aquel que no las conozca es porque estuvo en otro lugar, y mi querido Ringo, creo que acá nadie estuvo en otro lugar, porque todos cantamos las letras de memoria y saltamos como adolescentes ante los primeros acordes.
De los músicos de Ringo, es justo destacar a Edgar Winter, hermano del gran Johnny Winter, que nos regala un espectáculo aparte. El mismo se invoca como creador de los teclados portátiles colgados al cuello y nos deslumbra con una clase magistral de ductilidad instrumental que apabulla, aunque debo confesar que, con toda seguridad, Rick Wakeman podría ganarle un duelo de teclados, es mas, existe un curioso parecido físico entre el músico norteamericano y el eximio tecladista inglés.
Cuanto todo toca a su fin, lo hace con el clásico “With a Little Help from my Friends”, entonado por todos, reverenciado por todos, uno y cada uno levanta sus brazos mostrando la “V” de la victoria con los dedos de ambas manos, símbolo que en esta ocasión representa lo que el mismo rock en esencia simboliza: Amor y Paz. Todo termina con “Give Peace a Chance”, Ringo deja el escenario, sus músicos saludan, y nosotros nos quedamos cantando un largo rato el recordado tema de John Lennon.
Salgo del estadio, otra vez en larga procesión de fervientes feligreses liverpoolianos, termino una vez mas mi gira mágica y misteriosa, pienso que las edades de Paul y Ringo no ayudan para que los tengamos de nuevo por estas tierras, pienso que tal vez esta haya sido la única y la última vez que los veamos, pero inmediatamente nace el consuelo, aquel que hace presente en mi mente el recuerdo de un niño que tocaba una guitarra imaginaria a la par del sonido de las canciones de los cuatro grandes, mas grandes de Liverpool, un niño que jamás pensó estar parado frente a ellos viéndolos ejecutar esos mismos temas, y con los ojos llenos de lágrimas contenidas, desde ese lugar donde se guardan los sentimientos mas amados, los sentimientos mas fuertes, aquellos que nos convierten en seres espirituales, surge un GRACIAS RINGO, GRACIAS BEATLES!!!
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