sábado, 28 de abril de 2012

ROXETTE - Martes 24 de Abril de 2012 - Estadio Luna Park - Buenos Aires, Argentina

Que Roxette es algo especial, no hay dudas. Que es algo habitual escuchar comentarios de tono burlón sobre la dudosa pertenencia del dúo sueco a un género determinado de música, ya sea este rock y/o pop, también es cierto. Que para muchos Marie y Per son una versión remozada de lo que conocimos allá por los años setenta bajo el nombre de Abba, también lo hemos escuchado. Sin embargo, la pregunta que se impone es la siguiente: si la creatividad de un tipo como Per Gessle, sumada a la inalterable voz y presencia de Marie Fredriksson (la famosa “rubia de Roxette”), han logrado posicionar en los charts, desde aquellos ya lejanos años noventa hasta el presente, una sumatoria de éxitos, festejados en el mundo entero (las giras mundiales del dúo sueco son conocidas por ser realmente mundiales, no suelen dejar continente sin visitar), y si a todo esto le agregamos el respeto que se ha ganado Marie Fredriksson por parte de sus fans y de los que no lo son, por su heroica lucha contra un tumor cerebral que la puso al borde de la muerte allá por 2001/2 (sólo un 5% de estos casos sobrevive y la “rubia de Roxette” fue uno de ellos), del que no sólo se repuso, sino que además durante su postoperatorio tuvo que aprender su propio idioma, como así también el inglés (segundo idioma en Suecia) nuevamente, atento que por el tipo de intervención quirúrgica a que fuera sometida, una de las primeras consecuencias fue notar que había sido afectada la zona del cerebro con la que manejamos la incorporación y utilización de idiomas. En definitiva, si a todas las razones enunciadas, le sumamos también (por qué no?) la buena onda que siempre han tenido (característica innata me atrevería a decir del pueblo sueco), cómo no vamos a considerar a Roxette como una banda que, mas allá de su natural pertenencia al mundo del pop, han hecho historia y se merecen un lugar en la galería de los eternos y recordados grupos que han musicalizado nuestras vidas en los últimos cuarenta años, con un derecho muy bien ganado de estar y permanecer ahí por siempre. De modo que, ante la nueva presentación de Marie y Per en el “Lunatic Park” de la ciudad de Buenos Aires, la decisión de verlos una vez mas (hace exactamente un año atrás fue la última) no se hizo esperar y ahí estuvimos presenciando un show de características muy superiores al del año pasado. Esta vez nos sorprendieron con mas tecnología, con mejor sonido, con el estreno en Buenos Aires del tema “It’s Possible”, canción de su último Cd “Travelling”, el que nos remite a la mejor época del dúo sueco con esos clásicos temas lentos, como los que allá por los noventa supieron ser nuestros grandes aliados a la hora de la llegada de un nuevo amor a nuestras vidas. Desde luego, nada de esto, puede superar el esmero, el cuidado y el profesionalismo mostrados por Marie Fredriksson, la que mas allá de sus limitaciones de movimiento sobre el escenario, nos regaló una sucesión de éxitos que parecen creados para su lucimiento personal. Así fueron pasando “Silver Blue” (un clásico del dúo sueco que siempre provoca que mi mente viaje hasta el Castillo de Borgholm, en la isla sueca de Öland, donde fuera filmado el que para mí, es uno de los mejores recitales de Roxette), “Perfect Day” (un tema que logra conmover al mas pintado ante la entrega de Marie sobre el escenario), “Things Will Never Be The Same” y “It Must Have Been Love”, los que conformaron el segmento melódico de la noche. Con la llegada de “Fading Like A Flower” y “Crash!, Boom!, Bang!” comienza a anunciarse el momento fuerte de la noche, cuando Per y su banda, “A Lunatic Band, really!” buscarán la siempre excelente complicidad del público argentino para encarar los siguientes temas, cuyos coros serán entonados por todo un estadio que realmente da probadas muestras de conocer las letras de las canciones de Roxette mejor que sus propios nombres. Así llegan “How Do You Do!”, “Dangerous” y “Joyride”, esta última tuvo un condimento especial, el guitarrista sueco Christoffer Lundquist (un personaje de aquellos, si los hay, y un excelente guitarrista!!!), en la previa del tema tocó a modo de homenaje a nuestro querido Gustavo Cerati, el tema “De Música Ligera”, el que provocó la ovación y el delirio de todo el estadio, que no se privó de cantar la canción como si el mismísimo Soda Stereo hubiese estado subido sobre el escenario del Luna Park. El cierre de la presentación de los suecos mas queridos en Argentina comienza con la inolvidable “Spending My Time”, dándole paso a “The Look”, y cerrando con “Listen To Your Heart” (este es un tema muy especial para aquellos que, como en mi caso, tanto disfrutamos del sonido de la guitarra electroacústica de Per, y la comunión que se produce con la voz de Marie Fredriksson, un lujo realmente!!!), y “Church Of Your Heart” nos señala el final de una noche maravillosa junto a una de las mejores bandas suecas de los últimos años (con excepción del grupo sueco Kent, una banda fuera de serie que alguna vez debiera ser traída por algún empresario con ganas de instalarla en el mercado latinoamericano, realmente vale la pena). La banda en perfecta fila india saluda al público porteño, ahí están Clarence Öfwerman en teclados (otro simpático personaje y buen músico), Pelle Alsing en batería (el único de los integrantes de Roxette originales), Magnus Börjeson en bajo, el genial Christoffer Lundquist en guitarras, la hermosísima acompañante en coros, de la que no pude averiguar su nombre, reemplazo de la espectacular Helena Josefsson, que nos deslumbrara el año pasado con su hermosa voz y altura, y por supuesto Marie y Per. La banda comienza de a poco a retirarse del escenario, una de las últimas es Marie Fredriksson, la miro, veo que le resulta difícil caminar, secuela de su enfermedad, y ahí lo veo también despedirse al aparentemente tímido Per Gessle, el que corre rápidamente a acompañar a la hermosa “rubia de Roxette”, posando su brazo sobre los hombros de la hermosa sueca de Östra-Ljungby, a la que lleva sosteniendo como a una amiga eterna, como su amiga eterna, me pregunto si acaso no es esta una demostración de amistad en el mas puro sentido de la palabra, cuando pudiendo buscar una nueva voz para rearmar Roxette, decidió esperar la recuperación de Marie por tantos años, para finalmente regalarle y regalarnos una presentación como la de esta noche… Brindo por este tipo de amistades, que en definitiva son las únicas que nos hacen ser cada día mejores personas. Recuerdo la frase de mi profesora de sueco, Eva Jeppsson, cuando me dijo una mañana “Los suecos cuando te recibimos como amigo, lo somos para siempre”, y eso es lo que veo esta noche sobre el escenario del Luna Park, un grupo de amigos que nos han abierto sus corazones desde la lejana Suecia regalándonos melodías que alegran nuestras vidas. Las luces se van perdiendo sobre el escenario, de a poco las penumbras vuelven a inundar el mismo lugar donde apenas hace unos escasos minutos Roxette nos regalaba uno de esos shows que recordaremos por largo tiempo. Comienza el éxodo de aquellos que desde siempre hemos disfrutado de estas canciones que se me antojan eternas, tan eternas como la imagen de una admirable luchadora, ejemplo de vida para muchos, como ha sido y seguirá siendo Marie Fredriksson. Vi ses Roxette!!!

miércoles, 18 de abril de 2012

PAUL MCCARTNEY, DOMINGO 15 DE ABRIL, ESTADIO CENTENARIO, MONTEVIDEO, URUGUAY (Primera Crónica Internacional)


Esta primera nota internacional tiene una dedicatoria muy especial, es casi un regalo para la que considero una de mis mejores amigas, sino la mejor amiga, para vos V.A.

Domingo 15 de Abril de 2012, el reloj marca las ocho y media de la mañana. Me encuentro compartiendo un café con medialunas junto a mis amigos Mario y Claudia. En minutos mas estaremos abordando el buque “Eladia Isabel” con destino a Montevideo, República Oriental del Uruguay. El motivo: presenciar por segunda vez en menos de dos años un nuevo recital de Sir Paul McCartney. Claro, esta vez con algunas importantes diferencias con respecto al anterior: es la primera vez que me dirijo a un país extranjero con la intención de ser testigo de un recital de rock, pero no cualquier recital de rock, sino el de uno de los cuatro integrantes de la que fuera la mejor banda de todos los tiempos: The Beatles. Y vaya coincidencias del destino, con los Beatles comencé a disfrutar de esta maravillosa música, y por uno de ellos comienzo a extender mi asistencia a estos magníficos encuentros, ya no sólo en mi país, sino también en el exterior. Y como dijera una amiga: “Que bueno viajar para ver recitales!!!”. Otra diferencia será la de haber tenido el privilegio de disfrutar de uno de los “Fab Four” en la compañía de un gran músico, compañero y amigo de colegio secundario, Mario Collantes, quien junto a Claudia, su gran compañera, fueron dos de los mentores de esta genial idea. La otra mentora, impulsora de este viaje (en gran medida), es la destinataria de esta nota en señal de agradecimiento (Basta de agradecerme!!!).

Nueve y media de la mañana, el “Eladia Isabel” comienza a desplazarse lentamente con el mismo destino de siempre, el mismo recorrido de cada mañana, el rutinario viaje sobre el eterno río marrón mezcla de tango, candombe y rock, pero hoy la música sonará distinta, hoy es día de padres fundadores, hoy es Día de Acción de Gracias en Montevideo. Hoy nos espera el vicepresidente de la mejor fórmula presidencial jamás vista: “Lennon-McCartney”.

Las primeras emociones no se hacen esperar. De a poco comienzo a observar una gran mayoría de pasajeros vistiendo remeras con leyendas de Los Beatles, con símbolos de aquellos hermosos y distantes años sesenta,con el nombre de Paul McCartney grabado en el frente de las mismas, remeras viejas, remeras nuevas, no importa, lo importante es demostrar que hacia allá vamos, único destino: Estadio Centenario de Montevideo. Por cierto, mi remera también muestra orgullosamente esta leyenda: “The Beatles”. Pero el dato mas emotivo, sin dudas, la sorpresa mayúscula diría yo, está dada por la gran cantidad de niños y adolescentes que desfilan sobre la cubierta del “Eladia Isabel” también con remeras de los “Fab Four”. Me quedo observándolos y le comento a mis amigos cuán milagroso que es todo esto, pienso que ninguno de ellos siquiera creció con esta maravillosa música, menos aún pudieron haber sido testigos de la beatlemanía, y sin embargo, ahí están, han sido bendecidos con ese toque mágico y misterioso que genera la música de John, George, Paul y Ringo en los corazones de la gente, o sea, Beatles For Ever.

Al arribar a Colonia del Sacramento, nos está esperando el micro que nos habrá de trasladar hasta Montevideo en un viaje que se antoja breve gracias a la buena onda de los hermanos charrúas, la que me permito resumir en la simpatía que con total sinceridad brotaba de la azafata del micro que, con la mejor sonrisa nos disparó un inesperado, pero oportuno: “Buen recital!!!” (podrá parecer una tontería esto que cuento, pero puedo asegurarles que era notoria la alegría que se dibujaba en el rostro de la uruguaya, la que sin dudas se contagiaba al resto de nosotros). Creo que la brevedad del viaje es también atribuíble a la belleza del paisaje oriental y a la ansiedad generada en lo que estaba por venir. Pasamos por El Cerro, divisamos a lo lejos la costa montevideana, mientras el corazón comienza a latir con mas fuerza…Montevideo está cerca y el Centenario aún mucho mas.

Tras un frugal almuerzo/merienda…que de frugal no tuvo nada, porque la generosidad de porciones en los platos uruguayos creo supera a la nuestra, al menos en este lugar no hay duda de eso, comenzamos nuestro lento peregrinar al estadio.

Al aproximarme al inmenso parque en cuyo centro se encuentra el histórico estadio, empiezo a divisar interminables mareas humanas que en perfecta procesión parecerían querer asistir a una ceremonia religiosa, se me ocurre pensar que tal vez se trate de algún predicador conocido de Liverpool lo que motiva tanto entusiasmo en todos ellos. Decido sumarme a la fila de los fieles feligreses, que guiados por las notas de una partitura que se ha venido escribiendo desde los días de “The Cavern” hasta el presente, no dudan en ser testigos de esta nueva misa musical que, en apenas una breve hora dará inicio, para convertirse en uno de los mejores recuerdos que habré de atesorar junto a mi galería de recitales especiales y léase: “Queen, Estadio de Vélez, 1981”, “Bob Dylan, Estadio de Vélez, 2008”, “Paul McCartney, Estadio River, 2010”, “Ringo Starr, Estadio Luna Park, 2011”, “Roger Waters, Estadio River, años 2007 (“The Dark Side Of The Moon”) y 2012 (“The Wall”)”, y ahora, sin dudas: “Paul McCartney, Estadio Centenario, Uruguay, 2012”.

Una vez dentro del estadio sólo resta esperar el inicio de esta nueva gira mágica y misteriosa, la que tendrá lugar en apenas una escasa hora y media. A cada lado del escenario sendas pantallas comienzan a proyectar distintas imágenes de toda la simbología beatle que se pueda uno imaginar, preludio del recital que está por comenzar. Inmediatamente de terminada esta presentación visual, las luces comienzan a apagarse y tras una intensa cortina de humo, vestido con un impecable traje azul con las mismas características de aquellos que vestía la juventud de los años sesenta, hace su aparición Sir Paul McCartney portando su emblemático bajo Höfner con el que dará inicio a otro de esos grandes recitales a los que ya nos tiene acostumbrados este caballero inglés que no parece tener los setenta años que nos quieren hacer creer que tiene.

El comienzo del recital está marcado por un clásico del cuarteto de Liverpool “Hello, Goodbye”, sin embargo las primeras lágrimas rioplatenses empiezan a aparecer cuando suenan los primeros acordes de “All My Loving”, un tema que nos remonta a aquellos años en “The Cavern”, que nos recuerda a aquellos “Fab Four” enfundados en sus clásicos trajes grises de cuellos negros que despertaban el grito desesperado de las niñas inglesas.

“Jet” es uno de esos temas que junto con el eterno “Band On The Run”, pertenecen a “Wings” la banda post-beatle de Paul McCartney, temas que verdaderamente no pueden negar la fuerte impronta beatle que nuestro amigo les ha sabido incorporar con estribillos pegadizos y melodías de fácil entonación.

Un anuncio se convierte en un regalo inesperado por parte de Paul, va a tocar por primera vez en vivo en Sudamérica uno de los temas del álbum “Help” y con los primeros sonidos de “The Night Before” estalla la locura en el Centenario.

Uno a uno se van sucediendo los temas en esta hermosa noche oriental, uno va disfrutando del paso de “Let Me Roll It”, “Paperback Writer”, el siempre emotivo “The Long and Winding Road”, “I’m Looking Through You”, “Two of Us”, entre otras. Sin embargo el estreno en vivo también del nuevo tema “My Valentine” acompañado por un hermoso video del mismo, canción esta que fuera dedicada a su nueva mujer Nancy Shevell, es realmente uno de esos momentos cumbres de la noche. Creo que otro, bien podría estar dado con la llegada de “Blackbird”, una balada que junto a su inefable “Epiphone” ejecuta Paul dejando en un silencio admirable a mas de sesenta mil almas presentes.

Capítulo aparte para “Dance Tonight”, esta debe ser la única parte del show en que pierde total protagonismo Paul McCartney para cedérselo de muy buen grado al genial “Abe Laboriel Jr.” su baterista, un gigante fenomenal que parado delante de su batería nos regala un simpático estilo de baile donde lo importante son los brazos, mas no los pies, siguiendo con precisión suiza cada ritmo de la melodía. Aplausos interminables para Abe porque realmente se los merece!!! Nos ha hecho reír y mucho!!!

Como si todo esto no fuera suficiente “Mrs.Vandebilt” es uno de esos temas que coreado por todo el Centenario nos recuerda un día domingo con clásico Nacional – Peñarol, ahora bien, en este caso deberíamos decir Liverpool – Everton recordando la mención a Suarez de parte de Paul, no es cierto?

Los homenajes a John y a George no se hacen esperar. Son una constante en cada presentación en vivo de Paul, así es que suenan “Here Today” y “Something”, la primera dedicada al beatle asesinado impiadosamente en Nueva York y la segunda al frente de su ya clásico ukelele en recuerdo del eternamente tímido George Harrison.

“Eleanor Rigby”, “Ob La Di, Ob La Da”, “Back in the USSR”, “I’ve Got a Feeling” y el inesperado “A Day in the Life” que es coronado con el ya conocido “Give Peace a Chance”, el que entonado a esta altura, creo yo, por todo Uruguay, porque realmente la sensación que tuve fue esa, se convierte en el punto de inflexión del recital. Uno infiere que lo mejor está por venir, y no porque lo que hasta aquí se ha podido ver haya sido de menor calidad, al contrario, sino porque lo mas fuerte es lo que nos espera.

Paul McCartney se ubica frente a su piano y los primeros acordes de “Let It Be” convierten al estadio Centenario en algo indescriptible. De pronto me sorprende ver que parte del público se da la vuelta y no mira al escenario, sino a las tribunas. Me pregunto que está ocurriendo y de pronto al mirar, veo…veo una interminable sucesión de luces de todos los colores imaginables, partiendo de teléfonos celulares, encendedores, velas, sí! velas, que nacen de la gran bóveda nocturna del estadio, acompañando la melodía de este clásico de los últimos años del cuarteto de Liverpool. Al observar delante mío noto a un padre junto a su hijo de no mas de catorce o quince años, llorar, la pauta me la da el abrazo fraternal del hijo marcada en esa palmadita en la espalda a la que sólo le faltaría el “Vamos Viejo, sé fuerte!!!” para completar la escena.

“Live and Let Die” es uno de esos momentos sublimes del recital, ya todos sabemos que en este tema la parafernalia de fuegos artificiales y llamas que nos espera será realmente bélica, y estoy en lo cierto, porque de tan bélica que es provoca el acople de la guitarra de Brian Ray con el sonido del piano de Paul, generando una superposición de sonidos, a esta altura de la noche, totalmente perdonables. Solamente con ser testigos de la fuerza de este tema, en conjunto con el tremendo espectáculo de fuegos artificiales, uno sabe que cada peso pagado está absolutamente justificado en esta maravilla de espectáculo.

De “Hey Jude” qué se puede decir que ya no se haya dicho…un tema maravilloso, un juego de Paul con su público que uno lo sabe eterno (“Ahora los hombres, ahora solamente las mujeres”, dicho todo en un agradable español con el mas puro acento inglés), porque aunque un día Sir Paul no esté mas con nosotros, aunque sepamos que algún día nosotros tampoco estaremos, siempre habrá alguien que entonará el incansable estribillo de “Na, na, na, naranaaa, naranaaa…Hey Juuuude”.

Llega el final…el final ? Eso es lo que nos quieren hacer creer, porque es el final de la primera parte, mas ahora llega el comienzo de los bises, y se viene el primero con “Lady Madonna”, “Day Tripper” y “Get Back”. El segundo y último, aunque yo tengo la sensación de que ya vamos por el quinto bis, cerrará con la hermosa “Yesterday” entonada nuevamente, al igual que ocurriera en el estadio Monumental de Buenos Aires, por todo el público poniéndole la piel de gallina a mas de uno, me atrevería a asegurar. Suenan “Helter Skelter”, “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y el cierre definitivo se produce con “The End”. Momento apoteótico!!!

No quiero cerrar esta nota, mi primera crónica internacional en definitiva, sin hacer mención de dos temas, uno: la excelente calidad de la banda que acompaña desde hace mas de diez años a Paul McCartney (Abe Laboriel Jr. en batería, Brian Ray en guitarras y bajo, Rusty Anderson en guitarras y bajo, Paul Wickens en teclados). Es una obviedad decir que el beatle no elegiría jamás músicos mediocres en su banda, pero creo que en este caso en particular uno debe resaltar no sólo la excelente calidad de todos ellos como profesionales, sino también su muy buena onda sobre el escenario, puesta de manifiesto en cada tema, incluso en las pruebas de sonido que tuvieron lugar por la tarde. No se debe olvidar que en una gira de estas características la cantidad de presentaciones suele ser muy alta, con lo cual preservar el buen humor en cada una de ellas, es realmente una verdadera virtud que debe ser reconocida.

El segundo tema es local. Uruguay se ha portado muy bien con todos nosotros, su gente que siempre ha sido reconocida por su amabilidad, lo ha vuelto a ser. Un dato muy interesante es que el país hermano ha sido siempre mucho mas beatlemaníaco que nosotros. Es ilustrativo recordar que allá lejos y hace tiempo los hermanos Fattoruso formaban parte del recordado grupo “Los Shakers”, los que en un estilo muy liverpooliano solían presentarse casi como un símil de Los Beatles versión vernácula. Cuentan los mitos urbanos que alguna vez el famoso tema “Break It All” o “Rompan todo” quiso ser adquirido por Brian Epstein para que fuera tocado por los mismísimos Beatles. Verdad? Mito? Vaya uno a saber…dejemos que el misterio siga flotando…

Con los últimos sonidos de “The End” van atravesando mi mente varios pensamientos que a esta altura de la noche se imponen necesarios: será esta la última vez que veremos a un beatle por estas latitudes? Habrá un próximo Estadio Centenario o Estadio Monumental donde volveremos a disfrutar de esta maravillosa música con la que crecimos? Será otra la ciudad donde nos regale Sir Paul McCartney sus melodías? Alcanzo a ver al siempre eterno muchacho de Liverpool desaparecer del escenario, saluda una y otra vez, parece que el mismo no quiere dejar esta casa, su casa, pienso que también el habrá de preguntarse hasta cuándo podré seguir con esto, cuándo será la hora de retirarse, cuándo la de dejar que el mito se termine de cerrar y forme parte definitiva de la galería de los grandes, esa que hoy ya es ocupada por leyendas como Beethoven, Mozart, Bach, Haydn, Wagner, entre tantos otros…

Sin embargo, tengo una intuición, Paul McCartney está de gira, de gira mágica y misteriosa, como todos nosotros, una gira que tiene inicio, pero que jamás tendrá final.

Comienzo el viaje de vuelta a Buenos Aires, soy parte de una larga procesión de paganos con sonrisas que se me antojan eternas en sus rostros, siento que la buena onda me rodea, creo verme en aquel primitivo video de “Strawberry Fields Forever” saltando en cámara lenta por los parques del Estadio Centenario, he visto por segunda vez en mi vida a un beatle, he visto a Sir Paul McCartney, el vice de la mejor fórmula, el musicalizador de los mejores años de mi vida, el instigador junto a sus tres amigos de Liverpool, de todo esto, de las crónicas, de la guitarra, de la música, y ahora también de las giras mágicas y misteriosas.

Lunes 16 de Abril de 2012, Destino: Puerto de Buenos Aires. El reloj marca las siete y media de la mañana, el sol se asoma en el horizonte, me encuentro sobre la cubierta del buque “Eladia Isabel” volviendo a casa, miro el río marrón mezcla de tango, candombe y rock, pienso en Montevideo, en el Centenario, miro el reflejo del sol sobre el agua, imagino Liverpool, imagino The Beatles in The Cavern, algo me dice que esto aún no termina, tengo la certeza que muchas mas crónicas internacionales me esperan, pues bien, hacia allá vamos. This is not The End.