domingo, 2 de diciembre de 2012

RICK WAKEMAN:“VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA” – Jueves 29 de Noviembre de 2012; “LAS SEIS ESPOSAS DE ENRIQUE VIII” – Viernes 30 de Noviembre de 2012 - Teatro Gran Rex – Buenos Aires, Argentina

Dicen los psicólogos que cuando uno sufre un daño emocional importante, es necesario hablar del mismo, esto supuestamente genera un mecanismo liberador de tensiones en el organismo, que permite sobrellevar el peso de la situación padecida, sin que pueda provocar daños mayores. Pues bien, en mi caso, escribir me ha permitido siempre liberar la fuerte carga emocional que una determinada circunstancia vivida ha provocado en mi espíritu. Dos días han pasado ya de los que para mí han sido los mejores recitales que he presenciado este año. Claro, algún desprevenido se preguntará si esto me ha generado un daño emocional importante, pues bien, vale la pena aclararlo: daño por cierto, ninguno, pero mi espíritu ha quedado profundamente conmovido e impactado, al punto de no poder aún salir de este estado de hipnosis en que me ha sumido el enorme talento con el que Rick Wakeman, su banda, la Orquesta Sinfónica y el Ensamble Coral de Buenos Aires, presentaron las dos obras conceptuales que dan título a la presente crónica. Mientras intento armar este rompecabezas de emociones que aún conviven entremezcladas y confusas en mi mente, con la intención de compartir con el lector lo vivido los pasados jueves 29 y viernes 30 de noviembre en el Teatro Gran Rex, se hace presente en mi memoria aquella contratapa de uno de los primeros álbumes de Rick Wakeman que llegó a mis manos “Los Mitos y Leyendas del Rey Arturo y Los Caballeros de la Mesa Redonda”. Recuerdo que me encontraba en los albores de mi adolescencia, cuando aquella foto de la mano saliendo de un lago brumoso de Inglaterra sosteniendo firmemente la mística Excalibur, despertó en mí una fascinación mágica, extraña combinación de aquellos libros que mi madre me leía cuando niño sobre leyendas de caballeros medievales a los que uno soñaba parecerse para defender el amor de la Princesa Guinevere, y las melodías que mi profesora de música del colegio secundario me hacía escuchar, donde los curiosos sonidos de laúdes y mandolinas señalaban el camino de lo que luego se convertiría en el estudio de los grandes creadores musicales del barroco, del clasicismo y del romanticismo. Así fue que este genio inglés entró en mi vida musical, la contratapa de un disco fue la invitación a escuchar los primeros acordes de la música que fluía de las partituras de un Mozart, de un Bach del siglo XX. Esto no hizo mas que acrecentar mi curiosidad y mi necesidad de acceder al conocimiento del resto de su obra. De este modo, un día con mis pocos ahorros logré comprar “Las Seis Esposas de Enrique VIII” y después “Viaje al Centro de la Tierra”, y así sucesivamente logré formar mi colección, del que para mí, es el mas grande tecladista que el rock ha dado, y que la música clásica ha formado. Claro, todo esto sin obviar a la banda de la que formara parte: YES (creo que una de las mejores formaciones que supo tener la banda inglesa fue aquella que lo tuvo como tecladista, junto a figuras de un talento sin par como son Steve Howe o Chris Squire, entre otros). Lo vivido en las pasadas dos jornadas en el Teatro Gran Rex se podría definir con una sola palabra: Talento. Eso fue lo que inundó el escenario de la sala: talento puro, absoluto, excelso. En la primera noche, la presentación de “Viaje al Centro de la Tierra”, era, sin dudas, todo un desafío para nuestra Orquesta Sinfónica y Ensamble Coral, desafío que, por cierto, fue sorteado con gran calidad y profesionalismo, al punto que uno no podía dejar de tener esa extraña sensación de estar presente en otro lugar, tal vez en la Islandia donde comienza la historia del genio de Julio Verne, junto al enigmático Profesor Lidenbrock sosteniendo el pergamino del alquimista Arne Saknussemm, que nos permitiría conocer las profundidades insondables de nuestro planeta. Tengo la sensación de un viaje a rincones inexplorados, cavernas, animales prehistóricos, hongos gigantes, hombres primitivos que no conocen de nuestra existencia, y siento que esta expedición está comandada por un grupo de genios, que poco tienen que ver con el Profesor Otto Lidenbrock. Ellos son el mismísimo Rick Wakeman, avasallante se descubre su imponente figura, envuelto en una larguísima capa dorada, mientras ejecuta con un virtuosismo sin par, no menos de ocho teclados, las mas maravillosas melodías. El es el mentor de la expedición, sin dudas. Lo acompañan en las guitarras el concentrado Dave Colquhoun, un músico que forma parte de la “Expedición Wakeman” hace ya unos cuantos años, y que demuestra al frente de su instrumento gran profesionalismo. Detrás de Dave, se yergue la figura de un extraño personaje, chaquetilla militar de la época de los ejércitos de Wellington, pelo rubio largo con rostro de malvado personaje de película del Rey Arturo, blande con gran ductilidad y talento el bajo y el Chapman Stick, demostrando una concentración que ni las mismísimas morisquetas de Ashley Holt, la voz cantante de la expedición, logra alterar, su nombre: Nick Beggs (pocos saben la historia de este músico, siendo niño su padre se fue del hogar, su madre a los pocos años enferma de cáncer y fallece, quedando Nick con apenas 19 años al frente de todo, en especial del cuidado de su hermanita menor, para lo cual comienza a trabajar de basurero, sí leyeron bien, de basurero y de este modo, no sólo permitir que su pequeña familia no pase necesidades, sino además costearse sus estudios de música…mi mayor respeto para este verdadero ídolo). Un poco mas atrás, casi como asomando sobre una imaginaria elevación subterránea se divisa a otro de los históricos integrantes de la “Expedición Wakeman”: su baterista Tony Fernández, alma y vida regala este virtuoso al frente de la batería (es interesante prestar atención a sus gestos marcando tiempos a los demás músicos). Son parte de la expedición también Cecilia Barba una hermosa joven con una voz privilegiada, que acompaña a Ashley en las partes vocales de esta obra conceptual. El Maestro Guy Protheroe (Director del “English Chamber Choir” desde hace mas de cuatro décadas), dirige la Sinfónica, mientras el Ensamble Coral tras las indicaciones del director inglés, y bajo la dirección permanente del Maestro Helios Garcías, regala su maravilloso aporte vocal, el que imagino, nada tiene para envidiarle a su similar inglés. Y no sería justo omitir al relator, cuyo nombre no he podido averiguar, quien con gran seguridad leyó en nuestro idioma, cada uno de los pasajes de la obra, permitiendo así, de este modo, que nuestra imaginación se adentrara en cada rincón de la inolvidable novela de Julio Verne, convirtiendo esta primera noche en una verdadera expedición a un mundo de ficción que sólo la mente privilegiada del escritor francés pudo haber imaginado. Capítulo aparte para una y cada una de las ovaciones que se llevaron Rick Wakeman y su banda ante cada demostración de virtuosismo que regalaban al público. Desde el mismísimo inicio de la presentación, cuando todo un teatro de pie aplaudió la aparición en escena del músico inglés, hasta un final en el que la insistencia del público deseoso de seguir escuchando mucho mas de esta genialidad, se vio coronada con una sucesión de bises que Rick Wakeman nos regaló a todos los seguidores de su figura. No quiero dejar de mencionar la interpretación que del Chapman Stick hiciera Nick Beggs, este es un instrumento cuya ejecución se realiza con la técnica del “Tapping”, consistente en presionar sus cuerdas sin rasgarlas, como se suele hacer normalmente con la guitarra o el bajo. La segunda noche mi expectativa fue en considerable aumento. Esta vez llevaba conmigo a una amiga a la que le había prometido poco menos que el Paraíso, cuando escuchara “Las Seis Esposas de Enrique VIII” en vivo…y creo que me quedé corto. Las lágrimas que de su rostro caían ante las maravillosas melodías que surgían de los teclados del músico inglés, confirmaron lo que siempre creí de este genio: “Si Rick Wakeman hubiese sido contemporáneo de Mozart, el gran Wolfgang habría sido el Salieri de Wakeman.” Nuevamente su aparición en escena fue coronada por una ovación, creo yo, superior a la de la noche anterior, posiblemente debido a la repetida presencia de aquellos que, como mi caso, somos fieles seguidores de Rick Wakeman ante cada presentación que realiza en nuestro país, y lógicamente, éramos muchos los que veníamos de la experiencia de la noche anterior con “Viaje al Centro de la Tierra”. En esta oportunidad, y nuevamente con el aporte de la Sinfónica y el Ensamble Coral de Buenos Aires, pudimos asistir a la maravillosa ejecución de este clásico que Rick Wakeman compusiera allá por 1973 y de cuya grabación participaran varios de los integrantes de Yes, entre ellos Steve Howe (guitarras), Chris Squire (bajo), Alan White y Bill Bruford (batería). En esta ocasión los relatos quedaron a cargo del mismísimo Wakeman, quien puso su particular pizca de humor cada vez que la ocasión lo permitía. Así, de este modo, fueron pasando las reconocibles melodías de “Catalina de Aragón”, “Catalina Howard”, “Jane Seymour” (esta es una composición con una muy fuerte influencia de J.S.Bach, es muy reconocible cierta similitud, que no es plagio (vale aclarar), con la obra del músico alemán), “Catalina Parr”, “Ana de Cleves” y la maravillosa “Ana Bolena” a modo de corolario. Asimismo, en la mitad de esta inolvidable presentación, Wakeman nos deleitó con un tema que no fuera incorporado originalmente en la primera grabación, debido a la extensión del disco, el nombre del citado tema es “Enrique, Defensor de la Fe”, y por cierto se encuentra en el mismo nivel de genialidad que el resto de los temas que componen esta magnífica obra, que comenzó a gestarse cuando llegó a manos de Rick Wakeman un libro con la historia de la vida del monarca inglés. Capítulo aparte para el final de la visita de Richar Christopher Wakeman a nuestro país: minutos finales de “Ana Bolena”, vuelvo a mirar de reojo a mi amiga, veo caer sus lágrimas de emoción, siento que siente la creación, el talento, el genio de este inglés nacido en Perivale, un pequeño suburbio de Londres, un 18 de mayo de 1949, en épocas difíciles para Inglaterra y Europa toda. Giro mi vista hacia el escenario, suenan los últimos acordes de la soberana decapitada, veo a Rick Wakeman fijar su vista en Tony Fernández acordando casi con un guiño el final de la noche, y es en ese momento preciso cuando el último acorde da pie al delirio, a la interminable ovación de un teatro que con todo su público de pie pareciera querer abrazar a cada uno de los músicos para agradecerles tamaña muestra de genialidad, de talento, de entrega, de magia. Y claro…llegan los bises, como era de esperarse, es así que nos regala una versión que al decir de Rick Wakeman, es como una compilación de toda la obra de “Las Seis Esposas…”, su nombre: “Tudorock”. Sin embargo, el final apoteótico, estará dado por una versión maravillosa del conocido tema “Starship Trooper” perteneciente al disco “The Yes Album” (1971). Es con este último tema que se produce un lucimiento magnífico de Dave Colquhoun al frente de su Gibson Les Paul Gold Top, y de Nick Beggs con un solo de bajo que nos traspasa el alma, tanto como la infinita ejecución de mas de ocho teclados que hace Rick Wakeman, cuyos dedos se desplazan sobre ellos a una velocidad imposible de seguir, al mismo tiempo que su figura cambia de un sector al otro conforme el Roland o Korg que deba ejecutar. Finalmente se retiran los músicos del escenario, dos noches consecutivas de “Expedición Wakeman” tocan a su fin, al menos por este año. Salimos del teatro, mi amiga profundamente emocionada por lo visto y oído, yo con una disfonía absoluta, producto de mis permanentes “Bravos” que incansablemente brotaban de mi alma. Pienso en lo escrito al principio de esta crónica, y creo que realmente es así, necesitaba escribir todo esto, quería dar y dejar testimonio de dos noches en las que estuve muy cerca de la creación, muy cerca del genio. Creo que Dios se manifiesta de diferentes formas y modos, uno sin dudas es la música, y creo que en este caso lo ha hecho con cada nota y acorde que nos regalara Rick Wakeman durante dos noches seguidas en Buenos Aires. Esto ha sido un “Viaje al Centro del Paraíso, en compañía de Las Seis Esposas de Enrique VIII”. Gracias Genios!!!

lunes, 26 de noviembre de 2012

…Y UN DIA DE NOVIEMBRE PASO SANTA CLAUS POR LA IGLESIA SUECA...

Se ha hecho costumbre en mí tener asistencia perfecta a cada almuerzo mensual que se realiza en el Club Sueco, por cierto una costumbre absolutamente placentera, no sólo por las exquisiteces con las que nos deleita cada mes el Chef del lugar, sino además por la siempre grata compañía de los asistentes. En ocasión del último almuerzo decidí ofrecerme como colaborador para el Bazar de Navidad que tuvo lugar el pasado sábado 17 de noviembre (conducta no muy habitual en mí, en este caso le atribuyo toda la responsabilidad a esa mágica bebida nórdica llamada Acquavit). Debo reconocer que desde que comencé a estudiar sueco en el ISA, varias veces mi profesora Eva Jeppsson me invitó a asistir a este evento anual, invitación que en reiteradas ocasiones no acepté, debido a otros compromisos personales o quizás también, por qué no decirlo, a falsas suposiciones sobre el evento en cuestión, y cuán equivocado estaba!!! Ya verán porqué… La mañana del 17 de noviembre decidí levantarme bien temprano a efectos de hacerme presente en la Iglesia Sueca con puntualidad escandinava. Al llegar a esta hermosa construcción cuyo estilo arquitectónico no me atrevería a definir, si bien creo reconocer algunos rasgos que oscilan entre lo normando y lo auténticamente nórdico, uno al ingresar en él, no puede desprenderse de la extraña sensación de estar apareciendo repentinamente en un lugar sagrado pero…de Estocolmo. Luego de caminar unos pocos pasos comienzo a sumergirme en un viaje mágico, de pronto se hacen presentes en mi mente las mismas imágenes a las que mi madre me tenía acostumbrado, ante la llegada de cada Navidad: alemana ella, procuraba cada diciembre tener la casa absolutamente ornamentada con motivos navideños, el clásico pino lleno de adornos y luces, las coronas de muérdago presentes en las puertas de ingreso a nuestra vivienda, las imágenes de un Santa Claus siempre sonriente recibiendo al visitante. Esa misma sensación es la que siento renacer en mí mientras recorro la Iglesia Sueca en esta soleada mañana de noviembre. Alcanzo a ver un gran árbol de Navidad en la antesala del gran salón, donde las banderas de Finlandia, Noruega y Suecia, asoman entre diversos colores y motivos navideños. A esto se suma, por cierto, la variedad de stands en los que uno puede adquirir y/o degustar exquisiteces de la cultura culinaria escandinava, tales como las clásicas albóndigas suecas “Köttbullar” o el riquísimo “Gravlax” (salmón marinado), ambas con guarnición de ensalada de papas y/o remolacha. Es posible también probar los famosos smörgås, siempre asociados de modo inevitable a estas “tierras de las largas sombras”, como le gusta decir a una amiga. Por supuesto, a todo lo dicho se agrega el placer de la repostería nórdica, tortas y galletas dulces por doquier, entre ellas rescato una de mis mayores debilidades, las “Pepparkakor”, unas galletitas de jengibre que sólo se pueden dejar de comer con mucha autodisciplina, de lo contrario uno no se puede detener sino hasta el final de la lata. Creo no exagerar, si afirmo que estos países, bañados por las aguas del Báltico, tienen el derecho bien ganado de hacer gala de la excelsa dedicación y buen gusto que siempre han tenido en relación a la elaboración de tortas y dulces. Otra de las delicias que pude probar ha sido el famoso Glögg, un vino caliente con especias, pasas de uva, canela y jengibre, realmente una absoluta exquisitez. Al mismo tiempo, el visitante se encuentra con una amplia variedad de posibles regalos, que el mismísimo Santa Claus estaría tentado de llevar en su trineo, que van desde llaveros con típicos motivos nórdicos, juguetes, adornos, repasadores, y hasta una pequeña guitarra!!! Claro, eso no es todo, uno puede adquirir también latas de Pepparkakor en diferentes tamaños, frascos con dulce de arándanos rojos (Lingon), acquavit Linie, oriundo de Noruega (los invito a leer en su página de Internet: www.linie.com, el proceso de elaboración y estacionamiento de la bebida, es realmente muy interesante), mostaza Abba (sí,leyeron bien, como el famoso grupo sueco!!!), entre muchas otras cosas mas. El desfile de visitantes es incesante, creo no equivocarme si digo que superan unos cuantos cientos, al menos desde mi lugar de colaboración en el puesto de venta de bebidas y comidas, la cantidad de personas que se alcanza a ver es numerosa. En el transcurso de la tarde se hacen presentes “François y Los Salames”, un grupo de rock & pop muy prometedor, cuyas letras, casi todas en francés, le dan un toque latino a una jornada absolutamente escandinava y por qué no decirlo…vikinga!!! El sol comienza a retirarse dando lugar a unas nubes que presagian tormenta para el domingo, la Iglesia va quedando vacía, solamente estamos los de siempre, en ronda de amigos charlando sobre el éxito del bazar navideño de este año, buscando qué cosas pueden ser mejoradas para el próximo, y cuáles deben ser repetidas por exitosas, así es que empiezan a despuntar las anécdotas de lo ocurrido en la jornada de hoy, mientras el inefable Miguel con la ayuda de la siempre presente Rauni van levantando mesas y sillas, y, de este modo, le van devolviendo al lugar el aspecto de un día común, donde nadie sospecharía que…un sábado de noviembre pasó Santa Claus por la Iglesia Sueca. Mientras dirijo mis pasos hacia la puerta principal, ya en retirada, una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar lo expresado al comienzo de esta nota, por cierto, de acá en mas seré un colaborador permanente para los bazares de Navidad de cada año, sin dudas!!! A modo de cierre de la presente crónica, deseo hacer un especial reconocimiento a varias personas, en primer lugar a la Comunidad Sueca en su conjunto: siempre me han hecho sentir como en mi casa, no me canso de comentarle a muchos de mis allegados, la sensación de pertenencia a una nueva gran familia que han despertado en mí, sentimiento nacido hace ya unos tres años atrás, cuando un día de mayo de 2009 decidí acercarme a la cultura sueca, a partir del estudio de su idioma. En segundo lugar, a cada una de las personas que han colaborado con la Iglesia Sueca a través del Bazar de Navidad del presente año: Gracias Olla, Alan, Eva, Karin, Rauni, Sven, Clas, y tantas buenas personas mas con las que pude conversar, pero de las que no retuve sus nombres. Puedo asegurarles que terminamos todos agotados, pero con el placer de la tarea cumplida, y por cierto, muy bien cumplida!!! Que se repita!!! La presente es una colaboración absolutamente desinteresada para la revista Kontakt, publicación oficial de la Comunidad Sueca en Argentina.Alberto Della Bianca.

domingo, 29 de julio de 2012

"ALAN HAKSTEN GRUPP" - Noche de Tango en "La Oreja Negra", Míércoles 25 de Julio de 2012

“El tango en mi país, como en el resto del mundo, ha ido ganando popularidad en los últimos años. La gente baila milongas, pero no escucha tango tradicional en la radio. Los suecos no saben bien cómo suena el tango en realidad. Tienen el típico concepto de música y baile pasional. En Estocolmo hay algunas performances algunas veces al año, pero de todas maneras la gente no conoce mucho.” Beata Söderberg (Cellista y Compositora de Tangos, nacida en Linköping, Suecia) Es noche de miércoles en Buenos Aires, un frío húmedo hace sentir su presencia en una ciudad donde el invierno invita a buscar el calor de los hogares. Sin embargo, prefiero emprender mi marcha hacia el barrio de Palermo, donde en un disimulado local, curiosa mezcla de teatro y bar, me espera una vez mas la ALAN HAKSTEN GRUPP. Decido subir al primer taxi que se cruza en mi camino, y mientras me dirijo a mi destino de tango me resulta inevitable ir asociando pensamientos e ideas sobre lo que me espera esta noche: voy a presenciar un espectáculo de “dos por cuatro” en un barrio que antaño era frecuentado por “taitas” y “malevos”, donde en locales del estilo de “Lo de Hansen” se disputaba en peleas sangrientas el amor de hermosas mujeres como “la rubia Mireya”. Afortunadamente, hoy ya no es lo mismo, sin embargo Palermo ha cambiado su piel, ahora es un barrio de estilo descafeinado, light, con nombres de fuerte impronta anglosajona, que poco o nada tienen que ver con aquellos años en los que este barrio era sinónimo de tango, desafortunadamente… Vuelvo sobre mis pensamientos una vez mas y me resulta inevitable desandar esta ecuación de extrañas coincidencias: el creador de esta orquesta de tango es el nieto de Bengt Allan Haksten, marino sueco de Gotemburgo, que allá por 1949 en una escala en el puerto de Buenos Aires fue víctima del “flechazo” de Lidia, una argentina que estaba despidiendo a un familiar, y así, de esta casualidad nació el amor, y de ese amor nace una larga historia que llega a Alan Haksten, el fundador de una excelente orquesta de tango, que en sus propias palabras define este género musical afirmando que “El Tango es música del alma que habla de puertos y de adioses y de nostalgias y amores naufragados. El tango es un lenguaje musical que surge en el puerto de Buenos Aires, mixturas de distintos sones traídos por marinos provenientes de diferentes puertos del mundo.” Es en esta asociación de ideas donde pienso en el abuelo de Alan, en las palabras de Beata, en el tango, en el concepto que del mismo tiene nuestro músico, en Argentina y Suecia, en este puente imaginario que une dos ciudades tan diferentes y tan parecidas como Gotemburgo y Buenos Aires, como Linköping y Buenos Aires también, porqué no? Es acaso el tango, nuestro tango un arco iris imaginario sobre el que transitamos a diario y con el que unimos culturas, estilos, sonidos, afectos, muchas veces sin siquiera saberlo? Me dirijo en búsqueda de la respuesta. La presentación de AHG es precedida por el “Cuarteto Timotteo”, un grupo de excelentes músicos que en ocasión de la visita a nuestro país del genial Roger Waters compartieron escenario con Harry Waters, el hijo del reconocido bajista de Pink Floyd. Y claro, no puedo menos que imaginar a la gran banda de Cambridge cuando observo la pantalla circular que se encuentra a espaldas de los músicos. Para aquellos que tenemos nuestros oídos acostumbrados a la música clásica y el rock, escuchar tango no parece estar entre nuestras prioridades, a veces ni siquiera entre nuestras preferencias, de hecho en mi caso es así. Pero a veces se cruza en nuestro camino una orquesta que nos hace repensar este género, una conjunción de músicos que nos invitan a una “gira mágica y misteriosa” donde aquellas melodías que nos parecían tan lejanas, propias de nuestros padres o abuelos, en muchos casos asociadas a estados penosos o desgraciados de nuestras vidas, se tornan curiosamente distintas, diferentes, comienzan a dejar huella en nuestra memoria musical y nos señalan que el tango puede ocupar un espacio en nuestras vidas, con un derecho que le es propio, que le asiste, que está bien ganado. Pero ese espacio tiene un mentor, un mecenas, un responsable: la ALAN HAKSTEN GRUPP. Desde el inicio mismo de su presentación, se suceden uno y cada uno de los temas que componen el primer Cd de la AHG “Capullo de A.N.C.U.R. en una noche de mil nacientes”, un nombre ciertamente llamativo, con una sigla de misterioso significado. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que tangos del estilo de “Retorno”, “Vértigo”, “El Espejo” y “A.N.C.U.R.” están llamados a trascender, son lo que en nuestra jerga se podría llamar “tangazos”. Asimismo, se agregan al setlist “Tormento”, hermosa melodía instrumental, con un agradable dejo de nostalgia, “El Tiempo Después” es uno de esos tangos cadenciosos, con mucho de arrabal amargo, “Hacia el nuevo Camino” es realmente la hoja de ruta de un viaje por las calles de Buenos Aires, uno puede imaginarse transitando nuestra Avenida Corrientes, en dirección al barrio de San Telmo, de ahí a Barracas, volviendo por la Boca, acompañado de un persistente aroma de río, ese que se siente cuando el viento del Este señala tormenta. Tres tangos que no forman parte del Cd son parte de la presentación y desde ya no le van en zaga a los elegidos para el vinilo moderno, ellos son “Derrame”, “Los que dejaron su Huella” y “Combate”. Indudablemente, uno no puede menos que sorprenderse ante la composición tan heterogénea de esta orquesta, por un lado la guitarra eléctrica de Alan Haksten, sí, leyeron bien, una guitarra eléctrica que dice tango, que parece señalar el norte hacia el cual se dirigen estas melodías, hermosas melodías, raro entrevero de un Astor Piazzolla y un Horacio Salgán, dos bandoneones, sí, volvieron a leer bien, dos bandoneones perfectamente ejecutados por Aldana Bozzo y Nicolás Codega, ambos con un sentir que se percibe, es notable esa fusión que se produce entre el músico y su instrumento, uno puede apreciar este maravilloso milagro simplemente al observar el rostro de Aldana ante cada compás, ante cada nota que sale de su bandoneón, el piano es ejecutado con admirable seguridad por Noel Morroni, dos violines, sí, también duplicamos en este caso, y de hecho suenan muy bien en las manos de María Florencia Prieto y Tomás Quindi, el contrabajo merece un capítulo aparte, en el se encuentra Alejandro Abbonizio, el que además de músico, es compositor de alguno de los tangos que forman parte del repertorio de la AHG, su apellido (es inevitable), trae a nuestra memoria aquella recordada Trova Rosarina del Rock Nacional, de principios de los años ochenta, donde justamente fue Adrián Abonizio uno de sus integrantes, por supuesto en este caso ni siquiera son familiares, pero ambos son igualmente excelentes músicos, el violoncelo es responsabilidad de Juan Bellagamba, el que aporta un toque especial, clásico, al sonido de este excelente grupo de músicos. Finalmente, la voz y el estilo de Josefina Rozenwasser son dignos de las mejores cantantes de tango que ha dado este género, sin dudas, está llamada a formar parte de la galería de las grandes, su timbre de voz, muy similar al de nuestra Silvina Garré (es muy difícil no resistir a la tentación de pedirle que alguna vez cante “Canción del Pinar” para probar esta afirmación), la claridad de su canto y su gestualidad escénica brindan el marco ideal a la presentación de la AHG. El espectáculo toca a su fin, nuevamente me encuentro caminando por las frías y húmedas calles de Buenos Aires, buscando un taxi que me devuelva a la calidez de mi hogar, después de una noche de mil nacientes, en la que me empiezo a dar cuenta que el tango que supo esperarme en alguna esquina de Palermo, quizás ya no lo siga haciendo, tal vez y sólo tal vez, en esta noche el tango esté naciendo en mí. Gracias Alan Haksten Grupp!!! Ojalá nuevos discos y recitales nazcan de los capullos de A.N.C.U.R…. Alberto Cesar Della Bianca. Nota del Autor: la presente es una colaboración desinteresada para la revista KONTAKT, publicación oficial de la Asociación Sueca y de la Comunidad Sueca en Argentina.

"EL MAR QUE INUNDA EL DIA", de JULIETA BRIZZI (Comentario de su libro y de la presentación en la Iglesia Sueca el 23 de Junio de 2012).

“Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable…” El Aleph, Jorge Luis Borges. …y admirable es sin dudas la obra de Julieta Brizzi, su libro, sus canciones, su sencillez, su creación. La poesía de Julieta Brizzi provocará en sus lectores una agradable combinación de emociones y sensaciones, las primeras pueden percibirse a medida que se avanza en la lectura de sus páginas, las segundas nos llevarán a un imaginario viaje por tierras escandinavas. Sus poemas no sólo permiten que compartamos todo el afecto que ella siente por aquellos lejanos territorios, sino que al mismo tiempo se convierten en una invitación a la reflexión pausada, a sentir la calidez de la letra nacida de la capacidad expresiva del alma. Elegir algunos de los poemas que componen esta obra por sobre el resto, es tarea difícil para el lector, atento que cada uno de ellos tiene su particular encanto. Sin embargo, me atrevo a recomendar la lectura de “Oslo”, “Misterio”, “Segismundo encarcelado”, “Riksbron”, “Soledad” y “Sonata de Primavera”. Insisto, esta elección es absolutamente personal, porque cada poema tiene una atracción particular, en muchos casos hasta casi mágica. El estilo de Julieta Brizzi oscila entre el talento creativo y la nostalgia sentida, recorriendo un pentagrama de emociones, en el que las letras de cada uno de sus poemas emiten la música que refleja la calidez de su alma. La sensación de haber recorrido tierras nórdicas, de haber sido parte de la mitología y de la historia de pueblos que nos parecen tan lejanos, pero al mismo tiempo tan cercanos a nuestro corazón, se torna inevitable ante la lectura de muchos de los poemas que nos regala su autora. Consejo para los lectores: consigan este libro (viene acompañado de un Cd que contiene la lectura de los poemas que forman parte de la obra), procedan a leerlo provistos de una buena taza de café caliente, en un lugar entre cálido e íntimo de sus casas, si es posible con alguna ventana que les regale una hermosa vista a un jardín o a un parque, y con la música de fondo de algún Cd de Eva Dahlgren. Les recomiendo que así lo hagan, no se van a arrepentir, después me cuentan. La Presentación: La tarde del sábado 23 de junio me dirigí a la Iglesia Sueca, a la presentación del libro de Julieta Brizzi, el que yo había leído un par de semanas antes, por lo cual no dudé ni un instante en hacerme presente en este encuentro que prometía ser realmente interesante, y de hecho, así fue. En aquella ocasión disfruté de una exquisita sucesión de momentos, los cuales ya desde el mismo inicio estuvieron imbuidos de un cálido y agradable ambiente. Creo que no estaría faltando al buen juicio, si dijera que esa antigua iglesia se llenó de musas inspiradoras y benévolos fantasmas con ansias de ser testigos de la presentación de un excelente libro de poemas, cuya lectura fue acompañada por las imágenes que en una pantalla reproducía paisajes y episodios nórdicos. La lectura de algunos de los poemas que contiene el libro, la colaboración de un invitado proveniente de los Estados Unidos, que tradujera a su propio idioma uno de los textos y que muy gentilmente accediera a regalarnos el mismo en un inglés de sonido casi británico, convirtieron esta jornada en un recuerdo indeleble, que quedará grabado por siempre en nuestras memorias. El cierre fue casi una sorpresa inesperada, al menos para quien escribe estas líneas, asiduo asistente a cuanto recital se presenta en Buenos Aires, con justamente un mini-recital que tres hermosas princesas con espíritus nórdicos (una de ellas Julieta Brizzi), regalaron a nuestros oídos musicalizando textos del mismo libro. Finalmente, después de unas ricas tazas de Glögg acompañadas de unas exquisitas galletas de jengibre, inicié el camino de regreso a mi hogar, embargado por una mágica sensación de placer, emocional e intelectual. Gracias Julieta, ojalá en poco tiempo tengamos en nuestras manos una nueva obra de tu autoría!!! Alberto Cesar Della Bianca. Nota del Autor: la presente es una colaboración desinteresada para la revista KONTAKT, publicación oficial de la Asociación Sueca y de la Comunidad Sueca en Argentina.

viernes, 20 de julio de 2012

DIA DEL AMIGO.

Para mis amigos esta letra de DIE TOTEN HOSEN. La elegí dado que resume con la característica precisión germana (no podía evitarlo, jajaja...) cómo somos los amigos, al menos, los que hemos formado este excelente grupo desde hace taaaaantos años!!! Freunde - Die Toten Hosen (traducida al español) En castellano A los 15 escribiamos frases en la pared, que ninguno de nosotros entendia totalmente, a los 20 estabamos totalmente en contra, no importa de que, siempre juntos y con la cabeza por la pared. La vida vino de diferentes maneras y casi nunca como la pensamos, nunca hicimos compromisos entre nosotros, mentiriamos por nosotros, inclusive a dios, nunca hablamos sobre esto, pero mantenemos nuestra palabra. Todo porque somos amigos, porque somos amigos. Algunos murieron, otros se fueron, pero nosotros sobrevivimos a todo, Somos diferentes a los demas, hasta cuando no hay nadie diferente, nos juramos siempre que lo mejor esta por venir, los años dejaron huellas, se pueden ver claramente, pero nunca nos lo diriamos, porque somos amigos. Nos peleamos y entendemos, todo porque somos amigos, estamos siempre ahi, aun sin razon, porque seguimos siendo amigos. Y nuevamente paso un año, y de nuevo mi vaso de cerveza esta vacio, y nuevas arrugas aparecieron, y tambien un tatuaje mas, alguna vez cualquier amor tuvo valor, cambiaremos alguna vez? Cuando perdemos nos animamos - todo porque somos amigos, Nos cagamos en el resto del mundo - todo porque somos amigos, Nosotros quedamos, nosotros vencemos - porque seguimos siendo amigos, Nada nos va a separar - Porque somos amigos. En aleman Mit 15 schrieben wir noch Parolen an die Wand, die keiner von uns damals so ganz genau verstand. Wir waren mit 20 klar dagegen, egal was es grad war, hauptsache zusammen und mit dem Kopf durch die Wand. Das Leben kam oft anders und selten wie gedacht, doch wir haben all die Kompromisse nie mit uns gemacht. Wir würden füreinander lügen, notfalls auch vor Gott. Wir haben nie drüber geredet, doch wir halten unser Wort. Alles, weil wir Freunde sind, weil wir Freunde sind. Manche sind gestorben, andere gingen weg, doch wir hier haben einfach immer alles überlebt. Wir sind anders als die Anderen, auch wenn's keine Anderen gibt. Wir schwören uns immer wieder, dass das Beste vor uns liegt. Die Jahre ließen Spuren - man kann sie deutlich sehen. Wir würden uns das so nie sagen, weil wir Freunde sind. Wir streiten und vertragen uns, weil wir noch Freunde sind. Wir sind immer da, auch ohne Grund, weil wir noch Freunde sind. Und wieder ist ein Jahr vorüber, und wieder ist mein Bierglas leer. Und wieder ein paar Falten und auch 'ne Tätowierung mehr. Irgendeine Liebe war's irgendwann mal wert. Werden wir uns jemals ändern? Wenn wir verlieren, bauen wir uns auf - alles weil wir Freunde sind. Der Rest der Welt, wir scheißen drauf - alles weil wir Freunde sind. Wir bleiben, wir siegen - weil wir noch Freunde sind. Nichts wird uns totkriegen - weil wir Freunde sind.

miércoles, 11 de julio de 2012

Próximas Notas y Crónicas...

Notas: 1) La historia de la mejor banda de Suecia: KENT. 2) Cuándo,dónde y cómo nació mi amor por Suecia. Crónicas: 1) BUDDY GUY en Argentina. 2) El retorno del maestro: BOB DYLAN. 3) PEDRO AZNAR: un genio de nuestra música sobre el escenario. 4) Homenaje a ROBIN GIBB. 5) THE ROLLING STONES: 50 años junto al mejor Rock'n Roll!!!

sábado, 7 de julio de 2012

LAS PALABRAS QUE AMAN Y LASTIMAN.

Hace ya un tiempo que empecé a acercarme a las lenguas extranjeras, alemán primero y sueco después. La primera como una necesidad inevitable, generada en la pertenencia hereditaria a una cultura que me es muy sentida, la segunda nacida en la profunda admiración por un pueblo donde la tolerancia, el respeto, el amor por la música (siempre la música) y la amistad, son estructuras eternas del inconsciente colectivo. Estudiar idiomas es algo así como ser investigador de las palabras, un arqueólogo de términos y expresiones, un descubridor de la riqueza o de la pobreza de la unión de un sinnúmero de letras, las que juntas emiten un sonido, el que bien pronunciado les da un significado agradable al oído, o perversamente desagradable. Pero la idea no es escribir sobre palabras extranjeras, tal vez este haya sido un medio para aprender a respetarlas, para saber usarlas adecuada y convenientemente. El pensamiento, la reflexión que en mi mente comenzó a agitarse con inquietud fue la siguiente: pueden las palabras provocarnos huellas indelebles en el alma? Pueden ellas ser dardos que nos lastimen al punto de condicionar nuestras propias vidas? Pueden ellas ser los ladrillos de un muro que nos cueste derribar cada día mas? Puede una palabra mal usada, herir de muerte un sentimiento noble? Hemos perdido la capacidad de respetar las palabras de nuestro idioma, al punto de importarnos muy poco, si a través de su mal uso dañamos personas, seres queridos o mal queridos? Qué nos lleva a convertir en tierra arrasada los sentimientos del prójimo, cuando una palabra o una frase se convierte en un misil que impacta directamente en lo mas profundo de su amor propio, y tal actitud de nuestra parte, no parece despertarnos ningún cargo de conciencia, al extremo de no llegar ni siquiera a considerar las disculpas del caso, montados en una soberbia implacable, en la que no tiene cabida un mínimo gesto de respeto por la dignidad del ser humano, víctima de estas letras que en su conjunto dejan huellas dolientes en los mas puros sentimientos. Las palabras, pueden provocarnos alegría y mucha tristeza, pueden hacer nacer en nosotros la mas pura reciprocidad de sentimientos, la solidaridad del afecto, o pueden conducirnos a los infiernos mas espantosos que la mente humana es capaz de producir. Uno debe ser respetuoso en el uso de ellas, no por ellas que sólo son instrumentos, herramientas con las que contamos para comunicarnos, para difundir nuestras culturas, sino simplemente porque son capaces de generar el mas noble de los sentimientos, como en el caso del amor, o la mas devastadora de las emociones como ocurre en la humillación. No se debe justificar el mal uso de ellas en una supuesta actitud frente a la vida. Es obligación de cada uno de nosotros saber que la persona receptora de esa palabra, puede sufrir un daño permanente, pero por sobre todas las cosas, inmerecido. La letra de un hermoso tema siempre resultará a nuestros oídos como la mas bella armonía posible entre letras y notas hermanadas en un pentagrama, el que dejará huella indeleble y agradecida en nuestras almas, eternamente, pero la agresión de una frase o de una palabra provocará el silencio del dolor, la ausencia de la alegría que deviene de la mas bella melodía.

sábado, 30 de junio de 2012

UNA VIEJA VOCACION PENDIENTE, LA VERDADERA VOCACION.

Desde que era muy chico la música generó en mí, una sensación de calma, de alivio, de paz, de alegría. Amo las notas que nacen de un pentagrama, amo el sonido de la música, amo ver un grupo sobre un escenario, la idea de esa larga y eterna caminata previa hacia el escenario me apasiona, pienso, imagino lo que se debe sentir en esos metros que separan el camarín del músico, del escenario, trato de sentir en mi propio cuerpo esa misma adrenalina, mezcla de tensión y creación, y creo que no debe existir sensación mas gratificante que la de la ovación del público en cada recital, el aplauso o el grito de aprobación ante cada tema que logra conmover fibras íntimas de cada una de las almas ahí presentes. Cada noche, ya sea en un teatro o en un estadio, cual misa profana, todas esas almas se unen para escuchar a sus grupos preferidos, sobre algún escenario, altar de imposición de notas sanadoras. Cada vez que de mi guitarra sale ese sonido tan mágico de una cuerda sonando, de una nota traspasando a través de mis oídos mi propia alma, siento que la música es milagro, siento que la música renueva mis ganas de vivir, mis ganas de estar vivo, de ir por mas, de crear algo nuevo cada día de mi propia vida, en mi propia vida. Cuando perdí a mi madre fue la música la que me sostuvo en el duelo, fue ella la que me permitió sentir que no estaba sólo, ella me sostuvo en la adversidad, en la soledad aún me sigue acompañando y me sigue dando esperanzas. Es la música una creación de Dios? No lo sé. Sí sé que es una de las mas maravillosas formas de expresión del ser humano, es el camino hacia un mundo mejor, hacia una humanidad donde cada nota del pentagrama mundial suene con una armonía jamás vista, que nos permita vivir en paz y en eterna solidaridad por siempre.

miércoles, 20 de junio de 2012

JAIME ROOS - "3 Millones", Teatro Gran Rex, Martes 19 de Junio de 2012

Miércoles 20 de Junio de 2012. En Buenos Aires un nuevo día feriado nos recuerda que hoy los argentinos festejamos el Día de la Bandera, una bandera con los mismos colores de otra bandera hermana, banderas entrelazadas que levantan un puente imaginario sobre un interminable río marrón, un ancho caudal de agua con soberbia de mar, con sonidos de tango, candombe, murga y rock, dos ciudades tan parecidas y tan distintas a la vez, dos pueblos hermanados en los mismos sentimientos de nostalgia por lo que fue, o por lo que pudo ser, dos amigos sentados frente a las mismas brasas, con el mismo mate compartido, con la celeste o con la albiceleste en el corazón, donde el mismo color de nuestro cielo rioplatense se refleja en el del sentimiento, evitando así para el desprevenido, establecer quién es quién en esta hermandad rioplatense. La introducción de esta nueva crónica es inevitable, tanto como lo es este sentimiento que hoy me embriaga de “Río de la Plata”. Una vez mas, y van…, me volví a hacer presente en el Teatro Gran Rex, en una fría noche, de otoño en retirada, para ser testigo de la extraordinaria presentación de este colosal uruguayo, Jaime Roos, nacido allá en Montevideo, donde las calles Durazno y Convención, se resisten a ser parte del barrio del Centro y orgullosamente dicen pertenecer a la “Ciudad Vieja”. Al igual que ocurre con la música y sus estilos, las fronteras de los barrios, son sólo antojadizas creaciones de aquellos que necesitan delimitar lo que nunca podrá delimitarse, como los sentimientos y la emoción, los mismos que anoche este hermano oriental nos regaló durante aproximadamente dos horas y media, en lo que fue el inicio de una nueva gira por nuestro país bajo el lema “3 Millones”, donde fuimos testigos de una recorrida histórica que Jaime Roos y su excelente banda hicieron de toda su carrera, la cual bien podría resumirse en este único concepto: “Una admirable y calificada fusión de estilos como son el rock, el candombe, el tango, la murga y hasta la chacarera, en la obra de un músico uruguayo que a la hora de elegir sus propios músicos, no ha dudado en rodearse de los mejores”. Martes 19 de Junio de 2012, 21:10 Hs. Desde las alturas del Gran Rex comienza a bajar un tibio sonido de palmas imitando el ya clásico repiqueteo de los tambores candomberos, de a poco y a medida que se acerca la hora, la melodía comienza a inundar toda la sala presagiando la aparición del músico oriental. 21:30 Hs. Ante una ovación rioplatense, hace su aparición sobre el escenario Jaime Roos y su banda, alcanzo a ver el despliegue de banderas uruguayas y de camisetas celestes, y por un momento me siento otra vez en Montevideo, como aquella noche de abril, cuando en el Estadio Centenario, pude ver a Paul McCartney como si fuese un uruguayo mas, y porqué no serlo, acaso no estamos unidos por el mismo río marrón, acaso no somos porteños de ambos lados, acaso no compartimos el mismo gusto por el mate, y acaso no nos hermanan los mismos colores… Y así comienza el desfile de temas que uno podría escuchar una y mil veces sin cansarse, una sucesión de los clásicos de Jaime Roos, entre los cuales uno va reconociendo en el sonido de las primeras notas creaciones del estilo de “Amándote”, donde el repiqueteo de palmas con estilo candombero es una necesidad inevitable, “Expreso Horizonte” (un tema que al decir del mismo autor siempre le trae el recuerdo de su exilio en Holanda, cuando tomaba el tren de Amsterdam a Paris), este es sin dudas un momento para el lucimiento de Nico Ibarburu en la Fender Stratocaster, algo que evidentemente hace con un virtuosismo admirable, no sólo con este tema, sino durante todo el recital, con una humildad increíble, pero llevándose al final del mismo la segunda mayor ovación del público, después de la que obviamente recibe Jaime Roos. “Amor Profundo” es uno de esos temas donde el acompañamiento de la murga, infaltable presencia en cada uno de las presentaciones del uruguayo, se lleva los laureles, “Si Me Voy Antes Que Vos” impone de antemano un recuerdo emotivo a nuestra “Negra”, la inolvidable Mercedes Sosa, en la versión que hicieran juntos, este es un tema con aires de música andina, hasta me atrevo a decir que el acompañamiento de unas cajas, al mejor estilo de las de Leda Valladares, completarían una versión auténticamente sudamericana, es esta una de esas extraordinarias fusiones del uruguayo, a la que yo con mucha soberbia, me animo a hacerle una sugerencia de enriquecimiento musical (si algún día me llegas a leer Jaime, espero lo tengas en cuenta, con humilde reverencia te pido perdón!!!). Llega un tema sinónimo eterno del uruguayo: “Durazno y Convención”, y el recuerdo de su madre, fallecida hace unos cuatro años atrás, en la figura de su amiga y vecina, presente en el teatro y receptora del homenaje en la dedicatoria de Jaime Roos, y se vuelve inevitable con esta melodía pensar en Montevideo, en su costa, en la cuadra que separa esta intersección, del río mismo, en que en esas calles nació un botija que un día nos regalaría esta exquisita mezcla de estilos, los que nos harían bailar incansablemente en nuestras butacas al ritmo del candombe, siguiendo el sonido de esas tumbadoras que cantan en las manos del ya simpático “Nego” Haedo, y del debutante Daniel “Tatita” Márquez, acompañados por el infaltable Martín Ibarburu, hermano del anterior, y gran percusionista. Y claro, uno no puede menos que ponerse de pie y ovacionarlos. Apenas son reconocidos los primeros acordes de “Colombina” la alegría de la gente no reconoce vergüenza alguna, ahora la cosa empieza a ponerse bien de Carnaval Oriental con noche de candombe y murga, y todos entonamos una letra que ya nos resulta familiar, y por supuesto, intentando imitar los pasos de baile de comparsa, con la misma fidelidad con que lo hace la murga de Jaime Roos. “Catalina” es “el tema” homenaje del uruguayo a su madre, una letra realmente conmovedora para aquellos que también la hemos perdido hace unos años atrás: ”Yo soy hijo de Catalina, de ella saco la risa, saco el orgullo, gracias a ella jamás temí la libertad”. “Solo Contigo” es un tema con aires de chacarera, que Jaime se lo dedica a un amigo entrerriano presente también en el teatro (hoy parece ser noche de encuentros emotivos para el oriental), y resulta hasta simpático verlo pidiendo permiso para incursionar en un estilo folclórico que nos pertenece. Llega “De La Canilla” otro tema al que Jaime Roos se le atreve en ritmo de tango, algo que ya hiciera hace unos años atrás en el Teatro Ateneo junto a nuestra Adriana “Gata” Varela, del que tuve la suerte de ser testigo, y es justo reconocer que lo hace muy bien. Párrafo aparte para la letra de este tema, vale la pena escucharlo, en especial para aquellos que siguen soñando con la princesa ideal inexistente, en lugar de buscar la compañía de una verdadera mujer. Uno de los temas que mas disfruté en la noche fue “Una Vez Mas”, una melodía absolutamente reconocible como un verdadero rock rioplatense, casi diría creada especialmente para el lucimiento de los hermanos Ibarburu, Nico en la guitarra haciendo maravillas, Martín en la batería tronando los parches, y Andrés en el bajo electroacústico con unos graves que hacen vibrar los mismos cimientos de la sala. Cerrando la noche llega el clásico “Cometa de la Farola” y la explicación de Jaime sobre el faro que se dibuja en el escudo de la camiseta de su equipo de futbol preferido, el “Defensor Sporting”, (es el faro de Punta Carretas, La Farola, barrio del sur de Montevideo). El final…el final…y sí, es apoteótico, simplemente cuando suena “Adiós Juventud”, todos nos ponemos de pie, yo mismo no puedo evitar el grito de “Vaaaamos Arribaaa” para cantar ese estribillo maravilloso de "…parece mentira las cosas que veo, por las calles de Montevideo", y a esta altura todo es carnaval, murga, rock, candombe, alegría rioplatense plena y total en el teatro, veo flamear las banderas uruguayas, veo a mi lado un oriental o no, que importa, que le alcanza a Jaime Roos la camiseta celeste de la selección charrúa, y todos cantamos, bailamos, gran carnaval Tuleque en un teatro de la Avenida Corrientes, una avenida que apunta directamente al río, ese mismo río que se convierte esta noche en un puente que une dos culturas hermanas, que nos trae al gran Jaime Roos, un delantero que sigue haciendo goles, con un equipo de figuras mundialistas, con una murga de voces admirables, con tres hermanos que tocan la guitarra, el bajo y la batería, casi como si hubiesen nacido con los instrumentos incorporados al cuerpo, a los que se agrega otro guitarrista de lujo como es Guzmán Mendaro, con un tecladista excepcional como Gustavo Montemurro, con un percusionista como Walter “Nego” Haedo que le saca astillas a las tumbadoras, y con el promisorio debut de Daniel Márquez también en percusión. Llegan los primeros bises ante el reclamo del público, suena la retirada de la murga que acompaña al uruguayo, pero lo mas increíble es que a su término, cuando parece que ya nada queda por hacer en el teatro, pese a que parte de la gente sigue ovacionando a los músicos y otra parte comienza a retirarse, vuelve a aparecer Jaime Roos con toda su banda sobre el escenario y nos arroja un “Pensé que se iban…” y la respuesta no se hace esperar, inmediatamente la sala se vuelve a llenar, y entre los temas que interpreta a modo de despedida, suena la hermosa “La Hermana de la Coneja”, otra melodía con una letra que bien vale la pena sentarse a escuchar detenidamente. Ahora sí, todo termina, todo tiene un final (Vox Dei dixit). Salgo caminando a paso cansino de un teatro que hoy se vistió de celeste y blanco, de candombe, murga, rock y tango, de aire rioplatense, de ese particular aroma que se desprende de la brisa ribereña de la Banda Oriental, hoy es noche de Carnaval en Junio, hoy suenan las tumbadoras, hoy tenemos retirada, hoy juega Defensor Sporting, hoy los goles no son del Negro Jefe, hoy son del uruguayo mas oriental…Jaime Roos!!!

sábado, 28 de abril de 2012

ROXETTE - Martes 24 de Abril de 2012 - Estadio Luna Park - Buenos Aires, Argentina

Que Roxette es algo especial, no hay dudas. Que es algo habitual escuchar comentarios de tono burlón sobre la dudosa pertenencia del dúo sueco a un género determinado de música, ya sea este rock y/o pop, también es cierto. Que para muchos Marie y Per son una versión remozada de lo que conocimos allá por los años setenta bajo el nombre de Abba, también lo hemos escuchado. Sin embargo, la pregunta que se impone es la siguiente: si la creatividad de un tipo como Per Gessle, sumada a la inalterable voz y presencia de Marie Fredriksson (la famosa “rubia de Roxette”), han logrado posicionar en los charts, desde aquellos ya lejanos años noventa hasta el presente, una sumatoria de éxitos, festejados en el mundo entero (las giras mundiales del dúo sueco son conocidas por ser realmente mundiales, no suelen dejar continente sin visitar), y si a todo esto le agregamos el respeto que se ha ganado Marie Fredriksson por parte de sus fans y de los que no lo son, por su heroica lucha contra un tumor cerebral que la puso al borde de la muerte allá por 2001/2 (sólo un 5% de estos casos sobrevive y la “rubia de Roxette” fue uno de ellos), del que no sólo se repuso, sino que además durante su postoperatorio tuvo que aprender su propio idioma, como así también el inglés (segundo idioma en Suecia) nuevamente, atento que por el tipo de intervención quirúrgica a que fuera sometida, una de las primeras consecuencias fue notar que había sido afectada la zona del cerebro con la que manejamos la incorporación y utilización de idiomas. En definitiva, si a todas las razones enunciadas, le sumamos también (por qué no?) la buena onda que siempre han tenido (característica innata me atrevería a decir del pueblo sueco), cómo no vamos a considerar a Roxette como una banda que, mas allá de su natural pertenencia al mundo del pop, han hecho historia y se merecen un lugar en la galería de los eternos y recordados grupos que han musicalizado nuestras vidas en los últimos cuarenta años, con un derecho muy bien ganado de estar y permanecer ahí por siempre. De modo que, ante la nueva presentación de Marie y Per en el “Lunatic Park” de la ciudad de Buenos Aires, la decisión de verlos una vez mas (hace exactamente un año atrás fue la última) no se hizo esperar y ahí estuvimos presenciando un show de características muy superiores al del año pasado. Esta vez nos sorprendieron con mas tecnología, con mejor sonido, con el estreno en Buenos Aires del tema “It’s Possible”, canción de su último Cd “Travelling”, el que nos remite a la mejor época del dúo sueco con esos clásicos temas lentos, como los que allá por los noventa supieron ser nuestros grandes aliados a la hora de la llegada de un nuevo amor a nuestras vidas. Desde luego, nada de esto, puede superar el esmero, el cuidado y el profesionalismo mostrados por Marie Fredriksson, la que mas allá de sus limitaciones de movimiento sobre el escenario, nos regaló una sucesión de éxitos que parecen creados para su lucimiento personal. Así fueron pasando “Silver Blue” (un clásico del dúo sueco que siempre provoca que mi mente viaje hasta el Castillo de Borgholm, en la isla sueca de Öland, donde fuera filmado el que para mí, es uno de los mejores recitales de Roxette), “Perfect Day” (un tema que logra conmover al mas pintado ante la entrega de Marie sobre el escenario), “Things Will Never Be The Same” y “It Must Have Been Love”, los que conformaron el segmento melódico de la noche. Con la llegada de “Fading Like A Flower” y “Crash!, Boom!, Bang!” comienza a anunciarse el momento fuerte de la noche, cuando Per y su banda, “A Lunatic Band, really!” buscarán la siempre excelente complicidad del público argentino para encarar los siguientes temas, cuyos coros serán entonados por todo un estadio que realmente da probadas muestras de conocer las letras de las canciones de Roxette mejor que sus propios nombres. Así llegan “How Do You Do!”, “Dangerous” y “Joyride”, esta última tuvo un condimento especial, el guitarrista sueco Christoffer Lundquist (un personaje de aquellos, si los hay, y un excelente guitarrista!!!), en la previa del tema tocó a modo de homenaje a nuestro querido Gustavo Cerati, el tema “De Música Ligera”, el que provocó la ovación y el delirio de todo el estadio, que no se privó de cantar la canción como si el mismísimo Soda Stereo hubiese estado subido sobre el escenario del Luna Park. El cierre de la presentación de los suecos mas queridos en Argentina comienza con la inolvidable “Spending My Time”, dándole paso a “The Look”, y cerrando con “Listen To Your Heart” (este es un tema muy especial para aquellos que, como en mi caso, tanto disfrutamos del sonido de la guitarra electroacústica de Per, y la comunión que se produce con la voz de Marie Fredriksson, un lujo realmente!!!), y “Church Of Your Heart” nos señala el final de una noche maravillosa junto a una de las mejores bandas suecas de los últimos años (con excepción del grupo sueco Kent, una banda fuera de serie que alguna vez debiera ser traída por algún empresario con ganas de instalarla en el mercado latinoamericano, realmente vale la pena). La banda en perfecta fila india saluda al público porteño, ahí están Clarence Öfwerman en teclados (otro simpático personaje y buen músico), Pelle Alsing en batería (el único de los integrantes de Roxette originales), Magnus Börjeson en bajo, el genial Christoffer Lundquist en guitarras, la hermosísima acompañante en coros, de la que no pude averiguar su nombre, reemplazo de la espectacular Helena Josefsson, que nos deslumbrara el año pasado con su hermosa voz y altura, y por supuesto Marie y Per. La banda comienza de a poco a retirarse del escenario, una de las últimas es Marie Fredriksson, la miro, veo que le resulta difícil caminar, secuela de su enfermedad, y ahí lo veo también despedirse al aparentemente tímido Per Gessle, el que corre rápidamente a acompañar a la hermosa “rubia de Roxette”, posando su brazo sobre los hombros de la hermosa sueca de Östra-Ljungby, a la que lleva sosteniendo como a una amiga eterna, como su amiga eterna, me pregunto si acaso no es esta una demostración de amistad en el mas puro sentido de la palabra, cuando pudiendo buscar una nueva voz para rearmar Roxette, decidió esperar la recuperación de Marie por tantos años, para finalmente regalarle y regalarnos una presentación como la de esta noche… Brindo por este tipo de amistades, que en definitiva son las únicas que nos hacen ser cada día mejores personas. Recuerdo la frase de mi profesora de sueco, Eva Jeppsson, cuando me dijo una mañana “Los suecos cuando te recibimos como amigo, lo somos para siempre”, y eso es lo que veo esta noche sobre el escenario del Luna Park, un grupo de amigos que nos han abierto sus corazones desde la lejana Suecia regalándonos melodías que alegran nuestras vidas. Las luces se van perdiendo sobre el escenario, de a poco las penumbras vuelven a inundar el mismo lugar donde apenas hace unos escasos minutos Roxette nos regalaba uno de esos shows que recordaremos por largo tiempo. Comienza el éxodo de aquellos que desde siempre hemos disfrutado de estas canciones que se me antojan eternas, tan eternas como la imagen de una admirable luchadora, ejemplo de vida para muchos, como ha sido y seguirá siendo Marie Fredriksson. Vi ses Roxette!!!

miércoles, 18 de abril de 2012

PAUL MCCARTNEY, DOMINGO 15 DE ABRIL, ESTADIO CENTENARIO, MONTEVIDEO, URUGUAY (Primera Crónica Internacional)


Esta primera nota internacional tiene una dedicatoria muy especial, es casi un regalo para la que considero una de mis mejores amigas, sino la mejor amiga, para vos V.A.

Domingo 15 de Abril de 2012, el reloj marca las ocho y media de la mañana. Me encuentro compartiendo un café con medialunas junto a mis amigos Mario y Claudia. En minutos mas estaremos abordando el buque “Eladia Isabel” con destino a Montevideo, República Oriental del Uruguay. El motivo: presenciar por segunda vez en menos de dos años un nuevo recital de Sir Paul McCartney. Claro, esta vez con algunas importantes diferencias con respecto al anterior: es la primera vez que me dirijo a un país extranjero con la intención de ser testigo de un recital de rock, pero no cualquier recital de rock, sino el de uno de los cuatro integrantes de la que fuera la mejor banda de todos los tiempos: The Beatles. Y vaya coincidencias del destino, con los Beatles comencé a disfrutar de esta maravillosa música, y por uno de ellos comienzo a extender mi asistencia a estos magníficos encuentros, ya no sólo en mi país, sino también en el exterior. Y como dijera una amiga: “Que bueno viajar para ver recitales!!!”. Otra diferencia será la de haber tenido el privilegio de disfrutar de uno de los “Fab Four” en la compañía de un gran músico, compañero y amigo de colegio secundario, Mario Collantes, quien junto a Claudia, su gran compañera, fueron dos de los mentores de esta genial idea. La otra mentora, impulsora de este viaje (en gran medida), es la destinataria de esta nota en señal de agradecimiento (Basta de agradecerme!!!).

Nueve y media de la mañana, el “Eladia Isabel” comienza a desplazarse lentamente con el mismo destino de siempre, el mismo recorrido de cada mañana, el rutinario viaje sobre el eterno río marrón mezcla de tango, candombe y rock, pero hoy la música sonará distinta, hoy es día de padres fundadores, hoy es Día de Acción de Gracias en Montevideo. Hoy nos espera el vicepresidente de la mejor fórmula presidencial jamás vista: “Lennon-McCartney”.

Las primeras emociones no se hacen esperar. De a poco comienzo a observar una gran mayoría de pasajeros vistiendo remeras con leyendas de Los Beatles, con símbolos de aquellos hermosos y distantes años sesenta,con el nombre de Paul McCartney grabado en el frente de las mismas, remeras viejas, remeras nuevas, no importa, lo importante es demostrar que hacia allá vamos, único destino: Estadio Centenario de Montevideo. Por cierto, mi remera también muestra orgullosamente esta leyenda: “The Beatles”. Pero el dato mas emotivo, sin dudas, la sorpresa mayúscula diría yo, está dada por la gran cantidad de niños y adolescentes que desfilan sobre la cubierta del “Eladia Isabel” también con remeras de los “Fab Four”. Me quedo observándolos y le comento a mis amigos cuán milagroso que es todo esto, pienso que ninguno de ellos siquiera creció con esta maravillosa música, menos aún pudieron haber sido testigos de la beatlemanía, y sin embargo, ahí están, han sido bendecidos con ese toque mágico y misterioso que genera la música de John, George, Paul y Ringo en los corazones de la gente, o sea, Beatles For Ever.

Al arribar a Colonia del Sacramento, nos está esperando el micro que nos habrá de trasladar hasta Montevideo en un viaje que se antoja breve gracias a la buena onda de los hermanos charrúas, la que me permito resumir en la simpatía que con total sinceridad brotaba de la azafata del micro que, con la mejor sonrisa nos disparó un inesperado, pero oportuno: “Buen recital!!!” (podrá parecer una tontería esto que cuento, pero puedo asegurarles que era notoria la alegría que se dibujaba en el rostro de la uruguaya, la que sin dudas se contagiaba al resto de nosotros). Creo que la brevedad del viaje es también atribuíble a la belleza del paisaje oriental y a la ansiedad generada en lo que estaba por venir. Pasamos por El Cerro, divisamos a lo lejos la costa montevideana, mientras el corazón comienza a latir con mas fuerza…Montevideo está cerca y el Centenario aún mucho mas.

Tras un frugal almuerzo/merienda…que de frugal no tuvo nada, porque la generosidad de porciones en los platos uruguayos creo supera a la nuestra, al menos en este lugar no hay duda de eso, comenzamos nuestro lento peregrinar al estadio.

Al aproximarme al inmenso parque en cuyo centro se encuentra el histórico estadio, empiezo a divisar interminables mareas humanas que en perfecta procesión parecerían querer asistir a una ceremonia religiosa, se me ocurre pensar que tal vez se trate de algún predicador conocido de Liverpool lo que motiva tanto entusiasmo en todos ellos. Decido sumarme a la fila de los fieles feligreses, que guiados por las notas de una partitura que se ha venido escribiendo desde los días de “The Cavern” hasta el presente, no dudan en ser testigos de esta nueva misa musical que, en apenas una breve hora dará inicio, para convertirse en uno de los mejores recuerdos que habré de atesorar junto a mi galería de recitales especiales y léase: “Queen, Estadio de Vélez, 1981”, “Bob Dylan, Estadio de Vélez, 2008”, “Paul McCartney, Estadio River, 2010”, “Ringo Starr, Estadio Luna Park, 2011”, “Roger Waters, Estadio River, años 2007 (“The Dark Side Of The Moon”) y 2012 (“The Wall”)”, y ahora, sin dudas: “Paul McCartney, Estadio Centenario, Uruguay, 2012”.

Una vez dentro del estadio sólo resta esperar el inicio de esta nueva gira mágica y misteriosa, la que tendrá lugar en apenas una escasa hora y media. A cada lado del escenario sendas pantallas comienzan a proyectar distintas imágenes de toda la simbología beatle que se pueda uno imaginar, preludio del recital que está por comenzar. Inmediatamente de terminada esta presentación visual, las luces comienzan a apagarse y tras una intensa cortina de humo, vestido con un impecable traje azul con las mismas características de aquellos que vestía la juventud de los años sesenta, hace su aparición Sir Paul McCartney portando su emblemático bajo Höfner con el que dará inicio a otro de esos grandes recitales a los que ya nos tiene acostumbrados este caballero inglés que no parece tener los setenta años que nos quieren hacer creer que tiene.

El comienzo del recital está marcado por un clásico del cuarteto de Liverpool “Hello, Goodbye”, sin embargo las primeras lágrimas rioplatenses empiezan a aparecer cuando suenan los primeros acordes de “All My Loving”, un tema que nos remonta a aquellos años en “The Cavern”, que nos recuerda a aquellos “Fab Four” enfundados en sus clásicos trajes grises de cuellos negros que despertaban el grito desesperado de las niñas inglesas.

“Jet” es uno de esos temas que junto con el eterno “Band On The Run”, pertenecen a “Wings” la banda post-beatle de Paul McCartney, temas que verdaderamente no pueden negar la fuerte impronta beatle que nuestro amigo les ha sabido incorporar con estribillos pegadizos y melodías de fácil entonación.

Un anuncio se convierte en un regalo inesperado por parte de Paul, va a tocar por primera vez en vivo en Sudamérica uno de los temas del álbum “Help” y con los primeros sonidos de “The Night Before” estalla la locura en el Centenario.

Uno a uno se van sucediendo los temas en esta hermosa noche oriental, uno va disfrutando del paso de “Let Me Roll It”, “Paperback Writer”, el siempre emotivo “The Long and Winding Road”, “I’m Looking Through You”, “Two of Us”, entre otras. Sin embargo el estreno en vivo también del nuevo tema “My Valentine” acompañado por un hermoso video del mismo, canción esta que fuera dedicada a su nueva mujer Nancy Shevell, es realmente uno de esos momentos cumbres de la noche. Creo que otro, bien podría estar dado con la llegada de “Blackbird”, una balada que junto a su inefable “Epiphone” ejecuta Paul dejando en un silencio admirable a mas de sesenta mil almas presentes.

Capítulo aparte para “Dance Tonight”, esta debe ser la única parte del show en que pierde total protagonismo Paul McCartney para cedérselo de muy buen grado al genial “Abe Laboriel Jr.” su baterista, un gigante fenomenal que parado delante de su batería nos regala un simpático estilo de baile donde lo importante son los brazos, mas no los pies, siguiendo con precisión suiza cada ritmo de la melodía. Aplausos interminables para Abe porque realmente se los merece!!! Nos ha hecho reír y mucho!!!

Como si todo esto no fuera suficiente “Mrs.Vandebilt” es uno de esos temas que coreado por todo el Centenario nos recuerda un día domingo con clásico Nacional – Peñarol, ahora bien, en este caso deberíamos decir Liverpool – Everton recordando la mención a Suarez de parte de Paul, no es cierto?

Los homenajes a John y a George no se hacen esperar. Son una constante en cada presentación en vivo de Paul, así es que suenan “Here Today” y “Something”, la primera dedicada al beatle asesinado impiadosamente en Nueva York y la segunda al frente de su ya clásico ukelele en recuerdo del eternamente tímido George Harrison.

“Eleanor Rigby”, “Ob La Di, Ob La Da”, “Back in the USSR”, “I’ve Got a Feeling” y el inesperado “A Day in the Life” que es coronado con el ya conocido “Give Peace a Chance”, el que entonado a esta altura, creo yo, por todo Uruguay, porque realmente la sensación que tuve fue esa, se convierte en el punto de inflexión del recital. Uno infiere que lo mejor está por venir, y no porque lo que hasta aquí se ha podido ver haya sido de menor calidad, al contrario, sino porque lo mas fuerte es lo que nos espera.

Paul McCartney se ubica frente a su piano y los primeros acordes de “Let It Be” convierten al estadio Centenario en algo indescriptible. De pronto me sorprende ver que parte del público se da la vuelta y no mira al escenario, sino a las tribunas. Me pregunto que está ocurriendo y de pronto al mirar, veo…veo una interminable sucesión de luces de todos los colores imaginables, partiendo de teléfonos celulares, encendedores, velas, sí! velas, que nacen de la gran bóveda nocturna del estadio, acompañando la melodía de este clásico de los últimos años del cuarteto de Liverpool. Al observar delante mío noto a un padre junto a su hijo de no mas de catorce o quince años, llorar, la pauta me la da el abrazo fraternal del hijo marcada en esa palmadita en la espalda a la que sólo le faltaría el “Vamos Viejo, sé fuerte!!!” para completar la escena.

“Live and Let Die” es uno de esos momentos sublimes del recital, ya todos sabemos que en este tema la parafernalia de fuegos artificiales y llamas que nos espera será realmente bélica, y estoy en lo cierto, porque de tan bélica que es provoca el acople de la guitarra de Brian Ray con el sonido del piano de Paul, generando una superposición de sonidos, a esta altura de la noche, totalmente perdonables. Solamente con ser testigos de la fuerza de este tema, en conjunto con el tremendo espectáculo de fuegos artificiales, uno sabe que cada peso pagado está absolutamente justificado en esta maravilla de espectáculo.

De “Hey Jude” qué se puede decir que ya no se haya dicho…un tema maravilloso, un juego de Paul con su público que uno lo sabe eterno (“Ahora los hombres, ahora solamente las mujeres”, dicho todo en un agradable español con el mas puro acento inglés), porque aunque un día Sir Paul no esté mas con nosotros, aunque sepamos que algún día nosotros tampoco estaremos, siempre habrá alguien que entonará el incansable estribillo de “Na, na, na, naranaaa, naranaaa…Hey Juuuude”.

Llega el final…el final ? Eso es lo que nos quieren hacer creer, porque es el final de la primera parte, mas ahora llega el comienzo de los bises, y se viene el primero con “Lady Madonna”, “Day Tripper” y “Get Back”. El segundo y último, aunque yo tengo la sensación de que ya vamos por el quinto bis, cerrará con la hermosa “Yesterday” entonada nuevamente, al igual que ocurriera en el estadio Monumental de Buenos Aires, por todo el público poniéndole la piel de gallina a mas de uno, me atrevería a asegurar. Suenan “Helter Skelter”, “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y el cierre definitivo se produce con “The End”. Momento apoteótico!!!

No quiero cerrar esta nota, mi primera crónica internacional en definitiva, sin hacer mención de dos temas, uno: la excelente calidad de la banda que acompaña desde hace mas de diez años a Paul McCartney (Abe Laboriel Jr. en batería, Brian Ray en guitarras y bajo, Rusty Anderson en guitarras y bajo, Paul Wickens en teclados). Es una obviedad decir que el beatle no elegiría jamás músicos mediocres en su banda, pero creo que en este caso en particular uno debe resaltar no sólo la excelente calidad de todos ellos como profesionales, sino también su muy buena onda sobre el escenario, puesta de manifiesto en cada tema, incluso en las pruebas de sonido que tuvieron lugar por la tarde. No se debe olvidar que en una gira de estas características la cantidad de presentaciones suele ser muy alta, con lo cual preservar el buen humor en cada una de ellas, es realmente una verdadera virtud que debe ser reconocida.

El segundo tema es local. Uruguay se ha portado muy bien con todos nosotros, su gente que siempre ha sido reconocida por su amabilidad, lo ha vuelto a ser. Un dato muy interesante es que el país hermano ha sido siempre mucho mas beatlemaníaco que nosotros. Es ilustrativo recordar que allá lejos y hace tiempo los hermanos Fattoruso formaban parte del recordado grupo “Los Shakers”, los que en un estilo muy liverpooliano solían presentarse casi como un símil de Los Beatles versión vernácula. Cuentan los mitos urbanos que alguna vez el famoso tema “Break It All” o “Rompan todo” quiso ser adquirido por Brian Epstein para que fuera tocado por los mismísimos Beatles. Verdad? Mito? Vaya uno a saber…dejemos que el misterio siga flotando…

Con los últimos sonidos de “The End” van atravesando mi mente varios pensamientos que a esta altura de la noche se imponen necesarios: será esta la última vez que veremos a un beatle por estas latitudes? Habrá un próximo Estadio Centenario o Estadio Monumental donde volveremos a disfrutar de esta maravillosa música con la que crecimos? Será otra la ciudad donde nos regale Sir Paul McCartney sus melodías? Alcanzo a ver al siempre eterno muchacho de Liverpool desaparecer del escenario, saluda una y otra vez, parece que el mismo no quiere dejar esta casa, su casa, pienso que también el habrá de preguntarse hasta cuándo podré seguir con esto, cuándo será la hora de retirarse, cuándo la de dejar que el mito se termine de cerrar y forme parte definitiva de la galería de los grandes, esa que hoy ya es ocupada por leyendas como Beethoven, Mozart, Bach, Haydn, Wagner, entre tantos otros…

Sin embargo, tengo una intuición, Paul McCartney está de gira, de gira mágica y misteriosa, como todos nosotros, una gira que tiene inicio, pero que jamás tendrá final.

Comienzo el viaje de vuelta a Buenos Aires, soy parte de una larga procesión de paganos con sonrisas que se me antojan eternas en sus rostros, siento que la buena onda me rodea, creo verme en aquel primitivo video de “Strawberry Fields Forever” saltando en cámara lenta por los parques del Estadio Centenario, he visto por segunda vez en mi vida a un beatle, he visto a Sir Paul McCartney, el vice de la mejor fórmula, el musicalizador de los mejores años de mi vida, el instigador junto a sus tres amigos de Liverpool, de todo esto, de las crónicas, de la guitarra, de la música, y ahora también de las giras mágicas y misteriosas.

Lunes 16 de Abril de 2012, Destino: Puerto de Buenos Aires. El reloj marca las siete y media de la mañana, el sol se asoma en el horizonte, me encuentro sobre la cubierta del buque “Eladia Isabel” volviendo a casa, miro el río marrón mezcla de tango, candombe y rock, pienso en Montevideo, en el Centenario, miro el reflejo del sol sobre el agua, imagino Liverpool, imagino The Beatles in The Cavern, algo me dice que esto aún no termina, tengo la certeza que muchas mas crónicas internacionales me esperan, pues bien, hacia allá vamos. This is not The End.

viernes, 23 de marzo de 2012

ROGER WATERS - THE WALL, 20 de Marzo de 2012, Buenos Aires, Argentina.


Treinta y dos años atrás, mientras asomaba tímidamente el último otoño en nuestras vidas de estudiantes secundarios, una rara melodía comenzaba a sonar en nuestras cabezas: “Another Brick in the Wall”, su título. Poco a poco y tal como cada mediodía al salir del colegio lo hacíamos, nuestros pasos nos llevaban presurosamente a las disquerías del barrio a descubrir esos raros tesoros nuevos, de donde surgían las notas que marcarían nuestras almas con melodías eternas en un pentagrama de vida que aún hoy sigue sonando. Esa curiosa melodía provenía de un disco cuya tapa estaba representaba por una pared de ladrillos blancos, sobre la cual se alcanzaba a leer un graffiti con el título “Pink Floyd – The Wall”. Para aquellos que ya habíamos abrevado en aguas pinkfloydianas con el siempre vigente “Dark Side of the Moon”, ver a través del mismo prisma el camino inverso de la descomposición de los colores, unificados en un gran muro blanco, coronado por pintarrajeadas letras negras que nos aseguraban la calidad de la creación, era este disco la esperanza del nacimiento de una nueva obra maestra de la siempre conflictiva banda inglesa.

Treinta y dos años después, uno de sus integrantes, Roger Waters, tal vez el mas creativo, aquel que fuera el creador insatisfecho, el genio incomprendido, el psicótico autodestructivo, puso proa a estas tierras por tercera vez logrando la cifra récord de nueve Estadios Monumentales con localidades absolutamente agotadas.

Quien escribe esta crónica fue bendecido con la posibilidad de estar presente en el último de ellos, el de mayor concurrencia, con toda seguridad el mejor de los nueve.
Un inolvidable 20 de marzo de 2012 los mismos pasos que alguna vez me llevaron tras esa rara melodía en el despuntar de mi último otoño adolescente, también me conducían hoy a presenciar uno de los espectáculos mas inolvidables de mi vida, un antes y un después en mi propia historia de recitales, un ARW (antes de Roger Waters) y un DRW (después de Roger Waters).

Al ingresar al estadio me recibe la gran pared blanca, el gran muro blanco, “The Wall” y una extraña posesión se apodera de mi alma generando la ansiedad y la ilusión de saberme testigo en pocas horas mas, de una de las obras conceptuales mas sublimes del rock. Esto no hace mas que acrecentar mi incredulidad ante el milagro musical que estoy a punto de presenciar.

El día había comenzado con un tiempo poco amistoso, lluvias matutinas, pronóstico de tormentas para toda la jornada y la duda inevitable sobre la realización de tamaño megarecital. Sin embargo, Dios que sabe de estas cosas, decidió regalarnos una noche propia de los mejores recitales al aire libre, inolvidable noche.

Cuando los relojes apenas marcaban las nueve y cuarto de la noche la silueta de Roger Waters se hace presente sobre el escenario, de espaldas al gran muro blanco, mientras comienzan a sonar los primeros acordes de “In The Flesh”, el tema que prologa esta gran creación testimonial. El sonido cuadrafónico instalado en el estadio nos abraza una y otra vez, tal y como si fuese un enorme Home Theater que nos sorprende a cada instante con sonidos que parecen jugar saltando de un oído al otro. De pronto, entre fuegos artificiales que estallan iluminando la noche de Nuñez, un cazabombardero alemán Stuka de la Segunda Guerra Mundial surca el cielo del estadio y superando apenas por escasos metros la parte superior del muro se estrella detrás del mismo, generando una parafernalia de explosiones incontenibles, que provocan el delirio del público.

Poco a poco se van sucediendo uno y cada uno de los temas que forman parte de esta perfecta composición químico - musical llamada “The Wall”, (fórmula perfecta de la música, que ya forma parte de mi tabla periódica de geniales creaciones musicales). Así van pasando “The Happiest Days Of Our Lives” prefacio de la esperada “Another Brick In The Wall” (Segunda Parte), la que será cantada por el estadio completo en un coro que sobre ese escenario debe haber sonado arrasador, por un momento sesenta mil almas vuelven a ponerse el uniforme escolar para descargar toda su ira a través de la conocida frase “Hey Teachers, Leave The Kids Alone!!!” (Cuántas veces deseamos gritar esta frase sobre aquellos docentes que lo único que generaban en nuestras conciencias era miedo, y no educación…).

Y llega “Mother” (al pensar sólo en este momento del show se me pone la piel de gallina), aparece Roger Waters portando su hermosa guitarra acústica, los primeros acordes comienzan a sonar y la sucesión de imágenes corre por nuestra mente, ahí vemos a nuestras propias madres, podemos imaginar cómo desde su inevitable afecto sobreprotector, uno y cada uno de los ladrillos de nuestro propio muro comenzaban a ser edificados.

“Goodbye Blue Sky” es uno de esos temas ante los cuales es inevitable sentir una mezcla de profunda emoción e ira incontenibles, la que muta en escalofríos al notar la espantosa aparición sobre “The Wall”, de interminables filas de aviones bombarderos que, con la misma furia descargada sobre Hiroshima y Nagasaki, lo hacen ahora dejando caer sus bombas representadas en símbolos de reconocidas empresas e íconos distintivos de distintas religiones. El público estalla en ovación.

Se suceden una tras otra las melodías de la primera parte de The Wall, así van pasando “Empty Spaces”, “Young Lust”, “One Of My Turns”, “Don’t Leave Me Now” y “Another Brick In The Wall” (Tercera Parte) las que finalmente desembocan en el tema que cerrará la primera parte del show, hecho este que ocurre con la incorporación del último ladrillo en la pared, el que antes de ser puesto, deja abierta una curiosa ventana por la cual Waters entonará “Goodbye Cruel World”. El muro está completo, terminado, cerrado del todo. Nuestro propio muro.

Finaliza la primera parte de un espectáculo sublime, sobre “The Wall” se proyectan imágenes de soldados y personalidades políticas muertos y asesinados en diferentes guerras y/o atentados terroristas. Una y cada una de las fotos es acompañada por una breve reseña donde se informan algunos datos de los caídos, especialmente los lugares de sus muertes.

Tras un breve intervalo comienza la segunda parte de lo que pasará a nuestra memoria como la mayor obra conceptual jamás vista sobre un escenario de rock. El “Hey You” que le da título al tema marca el inicio de esta nueva parte y ya podemos avizorar la llegada de lo mas imponente del show, poco a poco las notas van marcando el sendero que nos conducirá a la tan ansiada caída de “The Wall”.

De pronto asoma el rostro de Roger Waters que nos interroga a través de la conocida “Is There Anybody Out There?”. Inmediatamente, y sin que lo percibamos, se abre una puerta levadiza en “The Wall” y cual living de nuestras casas podemos ver al genio creativo de Pink Floyd sentado en un sillón entonando las estrofas de “Nobody Home”, lámpara de pie detrás de su longilínea figura, mesada con televisor encendido, y un tema que nos habla de la posesión de cosas materiales, única compañía en la soledad de su hogar donde no tiene nadie con quien hablar.

Llega uno de los momentos mas emotivos de “The Wall”, “Vera” da paso al terrible “Bring The Boys Back Home” y de pronto enormes graffitis muestran sobre el gran muro blanco la misma frase que le da nombre al tema, y en lo personal no puedo dejar de asociar este tema con el año 1982 y Malvinas, me resulta imposible no comenzar a ver el muro empañado por lágrimas que, como una pantalla comienzan a cubrir mis ojos.

El final de “Bring The Boys…” es el inicio de uno de los mas bellos temas de Pink Floyd: “Comfortably Numb” y el esperado solo de guitarra de David Gilmour, sobre la mismísima pared, que mas allá de sueños y esperanzas compartidas que jamás ocurrieron, es realizado por Dave Kilminster un excelente guitarrista que viene acompañando a Roger Waters desde hace ya un par de años.

Comienzan a desfilar los ya clásicos “The Show Must Go On”, la segunda version de “In The Flesh” y llega finalmente el tema que a todos nos hace saltar de nuestros asientos: “Run Like Hell” y por supuesto todos parados, puños cerrados y a gritar “Run…Run…Run…Run!!!”. Es en esta etapa cuando a partir del tema “Waiting For The Worms” comienza la transformación de Waters, el que con su impecable abrigo de cuero negro, el brazalete con los martillos cruzados, los estandartes sobre el fondo del escenario que nos recuerdan la simbología de perimidos regímenes totalitarios, el uso de un megáfono con el cual el supuesto dictador se dirige a la multitud, nos recuerda la locura del nazismo y del stalinismo, como así también los millones de víctimas que ellos provocaron.

Estamos cerca del final de esta impresionante Opera Rock, suenan “Stop”, “The Trial”, se produce el juicio con la aparición de la figura repugnante del juez que simula impartir justicia en un mundo absolutamente autoritario y esquizofrénico.

Con el último de los temas “Outside The Wall” se produce la caída del Muro, uno y cada uno de los ladrillos que fueron cuidadosamente colocados durante el desarrollo de la obra, caen estrepitosamente ante la mirada extasiada del público y el cierre con la ovación final.

Aparecen los músicos sobre el escenario, Roger Waters comienza a tocar la melodía final de “The Wall”, esa que cierra el disco y que según días atrás contara el erudito Marcelo Arce supo ser encargada por un regimiento inglés al mismísimo Richard Wagner y que luego fuera pasando del abuelo, al padre de Waters, y así finalmente quedara a través del genio de Pink Floyd inmortalizada en su obra cumbre.
Es el cierre, Roger Waters se despide, previa presentación de sus músicos, los que de a uno a uno se van marchando del escenario. No hay bises, no los habrá, todos lo sabemos, sin embargo, nos vamos del estadio con la sensación de haber sido testigos de una de las mas grandes obras del rock: THE WALL.

Capítulo aparte para los efectos de sonido, la iluminación, la escenografía, los muñecos sobre el escenario y el cerdo gigante sobrevolando el estadio, la pared…”The Wall”, la tecnología desplegada han sido realmente dignas de los mejores espectáculos del Primer Mundo, nada ha sido mezquinado en esta puesta en escena, la que me atrevo a decir, es la misma que se ha realizado en todas las grandes capitales del mundo. Bien por Waters ahí.

Otro dato no menor: “The Wall” es una de las tantas óperas rock que se han compuesto, la idea gira básicamente en torno a las propias vidas de Syd Barret (uno de los fundadores de Pink Floyd) y de Roger Waters. En el primer caso se trata de la alienación mental en la que cayera el músico fallecido en 2006 en Cambridge, Inglaterra, producto del consumo de drogas, y en el segundo caso refleja su propia experiencia de vida, con su padre muerto en el desembarco de Anzio, durante la Segunda Guerra Mundial cuando Roger Waters tenía apenas cuatro meses de edad, la crianza sobreprotectora que recibió de parte de su madre, sus años de psicoanálisis que de alguna manera le permitieron conocer esa “pared” que el mismo había decidido levantar en su propia vida, aislándose de todo aquello que lo molestaba y lo lastimaba.

Ha pasado “The Wall” por Buenos Aires, posiblemente nunca mas lo haga, tal vez ahora debamos nosotros mismos comenzar a derribar nuestros propios muros, nuestras propias “The Wall” para lograr ser felices en lo que nos reste por vivir. La tarea no es fácil, muchas lágrimas caerán en el camino, muchas serán las desilusiones que tendremos, la tristeza posiblemente sea nuestra compañera de ruta mas de una vez, pero el objetivo vale la pena, debemos comprender que estas paredes nos han aislado de la verdadera felicidad y nunca nos han protegido. Detrás del muro está la verdad. Es hora de comenzar a derribar “The Wall”.

En lo personal no puedo menos que reiterar una de mis frases preferidas: GRACIAS DIOS POR PINK FLOYD Y POR ROGER WATERS!!!