domingo, 11 de junio de 2023

 Y un día volvió Jaime Roos...

 

Sábado 10 de Junio de 2023, ocho años después de la última visita del nacido en Durazno y Convención, Rambla Sur, a nuestro país, y como no se podía esperar otra cosa de este porteño que ama todo lo uruguayo, ahí me hice presente.

La fría noche comenzaba a anunciarse prologando lo que sería un recital de esos que no se olvidan, tal vez, y creo no exagerar, una de las mejores presentaciones del uruguayo, y conste que ya he visto muchas.

A mi arribo la primera gran sorpresa, una hermosa entrerriana, de Gualeguaychú, para más datos, como telonera de los charrúas. Normalmente, no me suelo fijar mucho en los teloneros, la gran mayoría suelen pasar sin pena ni gloria, pero lo demostrado por Noe Recalde es de destacar, una excelente guitarrista con un repertorio que marca diferencia, algo similar a lo ocurrido con El Delirio de la Parca cuando telonearon a La Renga hace muy poco en la ciudad de Concordia, Provincia de Entre Ríos. Chapeau para ambos!!!

Cerca de las 21:15 ante un Luna que avizoraba localidades agotadas, se apagaron las luces del estadio y se hizo presente la voz de Jaime Roos presentando a cada uno de los 20 músicos...veinte músicos, sí!!! en formato futbolero (no se podía esperar otra cosa del hincha de Defensor Sporting), mientras cada uno de ellos hacía su aparición sobre el escenario...escenario? o césped del estadio?

Y así cuando el árbitro dió el pitazo inicial la mejor selección celeste, ya de entrada, en una jugada maravillosa anotó el primer gol: «Tal vez Cheché», y cuando nadie se lo esperaba, anotaron el segundo: «Adiós Juventud», y sí, parece mentira las cosas que veo por las calles del estadio, el gran Jaime nos puso a todos de pié y a bailar se ha dicho!!! No salgo de mi asombro al ver al oriental con sus cercanos 70 años seguir tocando y disfrutando como si fuera el mismo que allá lejos y hace tiempo pisaba por primera vez la vieja Trastienda en nuestro país, y lo tiró, cómo nos contagió su alegría, su buena onda, sus ganas de volver a estar con nosotros, argentinos y uruguayos, abrazados en uno mismo, esos que compartimos el mismo río marrón, los mismos que en un pentagrama imaginario nos deleitamos con el rock, el candombe, el folclore, el tango, y la murga.

Y así van desfilando sus clásicos «El Hombre de la Calle», «Las Luces del Estadio», «Victoria Abaracón», «Milonga de Gauna», en lo que se convertiría en una especie de set acústico, íntimo, entre Jaime, Nico Ibarburú, y Gerardo Alonso...y qué decir de otro grande como Nico, sin dudas el David Gilmour rioplatense, no me cansé de mirarlo y admirarlo en las pantallas ubicadas a ambos lados del escenario, y eso que me encontraba en fila 9, pero quería esa toma clara, precisa, sobre el diapasón de su guitarra, apreciando esa increíble ductilidad en la ejecución, y el sentimiento...el sentimiento que se desprendía de su rostro ante cada nota que emergía de sus dedos. Sin ninguna duda uno de los más grandes guitarristas del Río de la Plata, anque de Sudamérica.

Y los temas siguen desfilando, uno tras otro, así pasan «Golondrinas», «Cometa de la Farola», «Lluvia con Sol», «Nadie me dijo nada», «Good Bye» (dedicada al querido Flaco Spinetta), «Esta Noche» (en un tremendo duelo de guitarra y bajo, que nos regalaron Nico y Gerardo).

Otro que no deja de sorprender es el genio del teclado, Gustavo Montemurro, a esta altura ya un histórico de la banda de Jaime, y hablando de históricos, resultó llamativa la ausencia del querido "Nego" Haedo, y justificada la de Freddy Bessio de gira por Europa. Otra ausencia significativa, desde hace ya un par de años, ha sido la del gran Hugo Fattoruso, que aparentemente fuera separado de la banda por razones que desconocemos. 

Injusto sería olvidar los homenajes que les hicieron al Polaco Goyeneche,a Piazzolla, al inolvidable Canario Luna, entre otros.

Y la noche no se termina, nos siguen anotando goles los uruguayos con «Amándote», «Brindis por Pierrot» (esta última en una interpretación descollante de Pedro Takorián), «Que el letrista no se olvide» y »Colombina».

A esta altura el partido ya se convierte en goleada, la mejor selección uruguaya de músicos, siguen anotando goles uno tras otro, y cuando creíamos que todo llegaba a su fin, nos cobran penal en tiempo suplementario, y el mejor técnico de esta selección nos regala «Cuando juega Uruguay» (Vamo’...vamo’ arriba la Celesteee!!!), «Amor profundo» y un cierre imponente, superlativo a todo rock, candombe y murga con «Durazno y Convención».

Todos queremos más, que esto no se termine nunca, que Jaime Roos venga todos los fines de semana a tocar en Buenos Aires, que la música no se acabe. De a poco nos vamos retirando del Luna, y perdido en mis pensamientos voy deambulando por la Avenida Corrientes pensando en cuán agradecido me siento por la música de Roos, por esa hermandad con los vecinos de enfrente, pienso en ese río marrón que no nos separa, nos une, nos hermana en la música, en el futbol, en el Carnaval, en la murga, en el mate y el asado. Si como algunos, despectivamente lo suelen hacer, al referirse a Uruguay, definiéndolo como una provincia argentina, yo les respondo qué orgulloso me siento como argentino de tener a los uruguayos como hermanos, provincianos o no, los límites son caprichos de la historia, los sentimientos no reconocen fronteras.

Anoche, cada uno de esos músicos, excelentes músicos, nos regalaron dos horas y cuarto de más de veinte himnos, canciones que guardamos en nuestros corazones, letras que no se olvidan, y que repetimos cual rezo laico como fieles peregrinos en una misa pagana donde el pastor de este gran rebaño del sur del continente americano se llama Jaime Roos.

Se va Jaime y un «Hasta Pronto!!!» nos deja con la esperanza de un nuevo retorno que no dure esta vez ocho años, que así sea!!!