domingo, 2 de diciembre de 2012

RICK WAKEMAN:“VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA” – Jueves 29 de Noviembre de 2012; “LAS SEIS ESPOSAS DE ENRIQUE VIII” – Viernes 30 de Noviembre de 2012 - Teatro Gran Rex – Buenos Aires, Argentina

Dicen los psicólogos que cuando uno sufre un daño emocional importante, es necesario hablar del mismo, esto supuestamente genera un mecanismo liberador de tensiones en el organismo, que permite sobrellevar el peso de la situación padecida, sin que pueda provocar daños mayores. Pues bien, en mi caso, escribir me ha permitido siempre liberar la fuerte carga emocional que una determinada circunstancia vivida ha provocado en mi espíritu. Dos días han pasado ya de los que para mí han sido los mejores recitales que he presenciado este año. Claro, algún desprevenido se preguntará si esto me ha generado un daño emocional importante, pues bien, vale la pena aclararlo: daño por cierto, ninguno, pero mi espíritu ha quedado profundamente conmovido e impactado, al punto de no poder aún salir de este estado de hipnosis en que me ha sumido el enorme talento con el que Rick Wakeman, su banda, la Orquesta Sinfónica y el Ensamble Coral de Buenos Aires, presentaron las dos obras conceptuales que dan título a la presente crónica. Mientras intento armar este rompecabezas de emociones que aún conviven entremezcladas y confusas en mi mente, con la intención de compartir con el lector lo vivido los pasados jueves 29 y viernes 30 de noviembre en el Teatro Gran Rex, se hace presente en mi memoria aquella contratapa de uno de los primeros álbumes de Rick Wakeman que llegó a mis manos “Los Mitos y Leyendas del Rey Arturo y Los Caballeros de la Mesa Redonda”. Recuerdo que me encontraba en los albores de mi adolescencia, cuando aquella foto de la mano saliendo de un lago brumoso de Inglaterra sosteniendo firmemente la mística Excalibur, despertó en mí una fascinación mágica, extraña combinación de aquellos libros que mi madre me leía cuando niño sobre leyendas de caballeros medievales a los que uno soñaba parecerse para defender el amor de la Princesa Guinevere, y las melodías que mi profesora de música del colegio secundario me hacía escuchar, donde los curiosos sonidos de laúdes y mandolinas señalaban el camino de lo que luego se convertiría en el estudio de los grandes creadores musicales del barroco, del clasicismo y del romanticismo. Así fue que este genio inglés entró en mi vida musical, la contratapa de un disco fue la invitación a escuchar los primeros acordes de la música que fluía de las partituras de un Mozart, de un Bach del siglo XX. Esto no hizo mas que acrecentar mi curiosidad y mi necesidad de acceder al conocimiento del resto de su obra. De este modo, un día con mis pocos ahorros logré comprar “Las Seis Esposas de Enrique VIII” y después “Viaje al Centro de la Tierra”, y así sucesivamente logré formar mi colección, del que para mí, es el mas grande tecladista que el rock ha dado, y que la música clásica ha formado. Claro, todo esto sin obviar a la banda de la que formara parte: YES (creo que una de las mejores formaciones que supo tener la banda inglesa fue aquella que lo tuvo como tecladista, junto a figuras de un talento sin par como son Steve Howe o Chris Squire, entre otros). Lo vivido en las pasadas dos jornadas en el Teatro Gran Rex se podría definir con una sola palabra: Talento. Eso fue lo que inundó el escenario de la sala: talento puro, absoluto, excelso. En la primera noche, la presentación de “Viaje al Centro de la Tierra”, era, sin dudas, todo un desafío para nuestra Orquesta Sinfónica y Ensamble Coral, desafío que, por cierto, fue sorteado con gran calidad y profesionalismo, al punto que uno no podía dejar de tener esa extraña sensación de estar presente en otro lugar, tal vez en la Islandia donde comienza la historia del genio de Julio Verne, junto al enigmático Profesor Lidenbrock sosteniendo el pergamino del alquimista Arne Saknussemm, que nos permitiría conocer las profundidades insondables de nuestro planeta. Tengo la sensación de un viaje a rincones inexplorados, cavernas, animales prehistóricos, hongos gigantes, hombres primitivos que no conocen de nuestra existencia, y siento que esta expedición está comandada por un grupo de genios, que poco tienen que ver con el Profesor Otto Lidenbrock. Ellos son el mismísimo Rick Wakeman, avasallante se descubre su imponente figura, envuelto en una larguísima capa dorada, mientras ejecuta con un virtuosismo sin par, no menos de ocho teclados, las mas maravillosas melodías. El es el mentor de la expedición, sin dudas. Lo acompañan en las guitarras el concentrado Dave Colquhoun, un músico que forma parte de la “Expedición Wakeman” hace ya unos cuantos años, y que demuestra al frente de su instrumento gran profesionalismo. Detrás de Dave, se yergue la figura de un extraño personaje, chaquetilla militar de la época de los ejércitos de Wellington, pelo rubio largo con rostro de malvado personaje de película del Rey Arturo, blande con gran ductilidad y talento el bajo y el Chapman Stick, demostrando una concentración que ni las mismísimas morisquetas de Ashley Holt, la voz cantante de la expedición, logra alterar, su nombre: Nick Beggs (pocos saben la historia de este músico, siendo niño su padre se fue del hogar, su madre a los pocos años enferma de cáncer y fallece, quedando Nick con apenas 19 años al frente de todo, en especial del cuidado de su hermanita menor, para lo cual comienza a trabajar de basurero, sí leyeron bien, de basurero y de este modo, no sólo permitir que su pequeña familia no pase necesidades, sino además costearse sus estudios de música…mi mayor respeto para este verdadero ídolo). Un poco mas atrás, casi como asomando sobre una imaginaria elevación subterránea se divisa a otro de los históricos integrantes de la “Expedición Wakeman”: su baterista Tony Fernández, alma y vida regala este virtuoso al frente de la batería (es interesante prestar atención a sus gestos marcando tiempos a los demás músicos). Son parte de la expedición también Cecilia Barba una hermosa joven con una voz privilegiada, que acompaña a Ashley en las partes vocales de esta obra conceptual. El Maestro Guy Protheroe (Director del “English Chamber Choir” desde hace mas de cuatro décadas), dirige la Sinfónica, mientras el Ensamble Coral tras las indicaciones del director inglés, y bajo la dirección permanente del Maestro Helios Garcías, regala su maravilloso aporte vocal, el que imagino, nada tiene para envidiarle a su similar inglés. Y no sería justo omitir al relator, cuyo nombre no he podido averiguar, quien con gran seguridad leyó en nuestro idioma, cada uno de los pasajes de la obra, permitiendo así, de este modo, que nuestra imaginación se adentrara en cada rincón de la inolvidable novela de Julio Verne, convirtiendo esta primera noche en una verdadera expedición a un mundo de ficción que sólo la mente privilegiada del escritor francés pudo haber imaginado. Capítulo aparte para una y cada una de las ovaciones que se llevaron Rick Wakeman y su banda ante cada demostración de virtuosismo que regalaban al público. Desde el mismísimo inicio de la presentación, cuando todo un teatro de pie aplaudió la aparición en escena del músico inglés, hasta un final en el que la insistencia del público deseoso de seguir escuchando mucho mas de esta genialidad, se vio coronada con una sucesión de bises que Rick Wakeman nos regaló a todos los seguidores de su figura. No quiero dejar de mencionar la interpretación que del Chapman Stick hiciera Nick Beggs, este es un instrumento cuya ejecución se realiza con la técnica del “Tapping”, consistente en presionar sus cuerdas sin rasgarlas, como se suele hacer normalmente con la guitarra o el bajo. La segunda noche mi expectativa fue en considerable aumento. Esta vez llevaba conmigo a una amiga a la que le había prometido poco menos que el Paraíso, cuando escuchara “Las Seis Esposas de Enrique VIII” en vivo…y creo que me quedé corto. Las lágrimas que de su rostro caían ante las maravillosas melodías que surgían de los teclados del músico inglés, confirmaron lo que siempre creí de este genio: “Si Rick Wakeman hubiese sido contemporáneo de Mozart, el gran Wolfgang habría sido el Salieri de Wakeman.” Nuevamente su aparición en escena fue coronada por una ovación, creo yo, superior a la de la noche anterior, posiblemente debido a la repetida presencia de aquellos que, como mi caso, somos fieles seguidores de Rick Wakeman ante cada presentación que realiza en nuestro país, y lógicamente, éramos muchos los que veníamos de la experiencia de la noche anterior con “Viaje al Centro de la Tierra”. En esta oportunidad, y nuevamente con el aporte de la Sinfónica y el Ensamble Coral de Buenos Aires, pudimos asistir a la maravillosa ejecución de este clásico que Rick Wakeman compusiera allá por 1973 y de cuya grabación participaran varios de los integrantes de Yes, entre ellos Steve Howe (guitarras), Chris Squire (bajo), Alan White y Bill Bruford (batería). En esta ocasión los relatos quedaron a cargo del mismísimo Wakeman, quien puso su particular pizca de humor cada vez que la ocasión lo permitía. Así, de este modo, fueron pasando las reconocibles melodías de “Catalina de Aragón”, “Catalina Howard”, “Jane Seymour” (esta es una composición con una muy fuerte influencia de J.S.Bach, es muy reconocible cierta similitud, que no es plagio (vale aclarar), con la obra del músico alemán), “Catalina Parr”, “Ana de Cleves” y la maravillosa “Ana Bolena” a modo de corolario. Asimismo, en la mitad de esta inolvidable presentación, Wakeman nos deleitó con un tema que no fuera incorporado originalmente en la primera grabación, debido a la extensión del disco, el nombre del citado tema es “Enrique, Defensor de la Fe”, y por cierto se encuentra en el mismo nivel de genialidad que el resto de los temas que componen esta magnífica obra, que comenzó a gestarse cuando llegó a manos de Rick Wakeman un libro con la historia de la vida del monarca inglés. Capítulo aparte para el final de la visita de Richar Christopher Wakeman a nuestro país: minutos finales de “Ana Bolena”, vuelvo a mirar de reojo a mi amiga, veo caer sus lágrimas de emoción, siento que siente la creación, el talento, el genio de este inglés nacido en Perivale, un pequeño suburbio de Londres, un 18 de mayo de 1949, en épocas difíciles para Inglaterra y Europa toda. Giro mi vista hacia el escenario, suenan los últimos acordes de la soberana decapitada, veo a Rick Wakeman fijar su vista en Tony Fernández acordando casi con un guiño el final de la noche, y es en ese momento preciso cuando el último acorde da pie al delirio, a la interminable ovación de un teatro que con todo su público de pie pareciera querer abrazar a cada uno de los músicos para agradecerles tamaña muestra de genialidad, de talento, de entrega, de magia. Y claro…llegan los bises, como era de esperarse, es así que nos regala una versión que al decir de Rick Wakeman, es como una compilación de toda la obra de “Las Seis Esposas…”, su nombre: “Tudorock”. Sin embargo, el final apoteótico, estará dado por una versión maravillosa del conocido tema “Starship Trooper” perteneciente al disco “The Yes Album” (1971). Es con este último tema que se produce un lucimiento magnífico de Dave Colquhoun al frente de su Gibson Les Paul Gold Top, y de Nick Beggs con un solo de bajo que nos traspasa el alma, tanto como la infinita ejecución de mas de ocho teclados que hace Rick Wakeman, cuyos dedos se desplazan sobre ellos a una velocidad imposible de seguir, al mismo tiempo que su figura cambia de un sector al otro conforme el Roland o Korg que deba ejecutar. Finalmente se retiran los músicos del escenario, dos noches consecutivas de “Expedición Wakeman” tocan a su fin, al menos por este año. Salimos del teatro, mi amiga profundamente emocionada por lo visto y oído, yo con una disfonía absoluta, producto de mis permanentes “Bravos” que incansablemente brotaban de mi alma. Pienso en lo escrito al principio de esta crónica, y creo que realmente es así, necesitaba escribir todo esto, quería dar y dejar testimonio de dos noches en las que estuve muy cerca de la creación, muy cerca del genio. Creo que Dios se manifiesta de diferentes formas y modos, uno sin dudas es la música, y creo que en este caso lo ha hecho con cada nota y acorde que nos regalara Rick Wakeman durante dos noches seguidas en Buenos Aires. Esto ha sido un “Viaje al Centro del Paraíso, en compañía de Las Seis Esposas de Enrique VIII”. Gracias Genios!!!