sábado, 6 de diciembre de 2014

LUIS ALBERTO SPINETTA - GUSTAVO CERATI: GRACIAS TOTALES!!!



No tengo dudas que existe un lugar común donde la creación no distingue entre poetas y músicos. Ambos en un arranque de inspiración, de necesidad espiritual que despierta al llamado de alguna musa o ángel inquieto, o tal vez ante el sólo hecho de tener que exorcizar fantasmas que, de vez en cuando, nos visitan a todos por igual, se sientan a crear, a dar a luz prosas, letras de canciones, juegos de acordes y notas, muchas de las cuales estarán predestinadas a perpetuar el recuerdo de sus creadores en la memoria colectiva, tal vez algunas tendrán vida eterna, otras vivirán lo que dura una vida, y otras serán rescatadas de la historia, en algún momento futuro, logrando el reconocimiento que quizás nunca obtuvieron en vida.

En estos últimos días, y desde que ahondé un poco mas en esa vocación que ha sido para mí desde siempre la música, y a la que sólo hace un par de años pude empezar a prestarle mas atención, en especial desde que se convirtiera en mi fiel compañera de ruta tras la muerte de mi madre, comencé a descubrir tras reiteradas escuchas la calidad superlativa de dos músicos argentinos que ya no están entre nosotros: Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati.

Curiosas casualidades del destino hicieron que tanto a uno, como al otro, los menospreciara oportunamente tildando al primero de "aburrido y soporífero" y al segundo de "compositor de jingles absolutamente comerciales y de sencilla ejecución", pero quiso el paso del tiempo que mi ignorante soberbia, fuese silenciada desde el primer momento en que comencé a aprender sus temas en mis guitarras, al punto de haberse convertido ambos al día de hoy en mis preferidos a la hora de tocar sus canciones, profundizar en el conocimiento del juego de sus acordes y armonías es algo que, me ha llevado a una de las mayores satisfacciones que un pretencioso aspirante a músico de rock pueda obtener: reconocer el nacimiento de sus melodías en mis propias manos, en mis propias guitarras.

Hoy tuve la necesidad de volver a escribir, hacía mucho tiempo que no lo hacía, creo que precisaba exorcizar ese sentimiento de soberbia por el que alguna vez menosprecié la obra de estos dos músicos, tal vez guarde relación con esas frases hechas que muchas veces escucho en diferentes lugares y de parte de diferentes personas que sin conocer al otro, al semejante, sin preocuparse de entenderlo, simplemente y desde el total desconocimiento lo desprecian, y la verdad es que estoy muy cansado del desprecio y de las personas que con tanta facilidad hablan mal del otro.

Creo que, de alguna manera, he tomado a Spinetta y a Cerati como referentes, disfruto su música, amo sus sonidos, sus combinaciones de acordes, la paz que muchos de sus temas transmiten, creo que hay algo de místico en ellos, una especie de puente hacia un universo que aún nos es desconocido, en especial admiro ese lugar común donde la poesía y la música se fusionan y en una maravillosa cópula dan nacimiento a esa vida de palabras y sonidos que traspasan nuestras almas generando en ellas un sentimiento de profunda paz.

No quieren ser estas palabras una reivindicación a la memoria de Luis Alberto y Gustavo, simplemente la necesidad de expresar mi respeto y mi agradecimiento hacia ellos, y ese aprendizaje que todos debemos tener en la vida de conocer antes de condenar, escuchar antes de opinar, saber antes de hablar.

Hoy pensaba también que estamos terminando un nuevo año, para algunos fue un año mas, para otros fue un gran año, y para otros un año que, mejor olvidar. En lo personal, tuve la suerte de ir a muchos recitales, compartir algunos de ellos con personas muy queridas para mí, pude disfrutar de la compañía de muchos hermanos y hermanas de la vida, en reiteradas comidas que hicimos en casa, tener trabajo, reconocimiento y salud, para estos tiempos que vivimos, no es poca cosa, sin embargo, fue la música la que se convirtió en mi gran cable a tierra, como tantas otras veces, y despertó en mí la necesidad de llegar a casa y tocar, esperar con ansias el fin de semana para dedicarle la mayor cantidad de horas posibles a la práctica, pese a todo me hubiese gustado poder dedicarle mas horas, quizás por aquello que nunca es suficiente, pero sigo con la convicción de que a esta altura de mi vida, donde seguramente me queden menos años por vivir que los ya vividos, esta gran satisfacción se verá coronada con la concreción de un viejo sueño pendiente. Ya lo dijo Gustavo Cerati en "Zona de Promesas": "...tarda en llegar, tarda en llegar, y al final, al final hay recompensa...".

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